La baronesa de Dumbría, un personaje de Emilia Pardo Bazán

DUMBRÍA

La Voz

La autora pudo haberse inspirado en el municipio en su obra «La Quimera» gracias a la historia de Marcela y Elisa

20 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1905, la escritora Emilia Pardo Bazán escribía La Quimera, la novela «más abiertamente autobiográfica», según describe una estudiosa de la autora (y de otros escritores españoles, en el blog http://laquimera.typepad.co) y de su obra.

Dumbría es una parte fundamental del libro, pero no como lugar, sino como las referencias básicas de sus protagonistas: «La novela está basada en la vida del retratista Joaquín Vaamonde, paisano de doña Emilia. Cuenta la historia de un pintor llamado Silvio Lago, que siendo muy joven huye a Argentina de su padrino, que le quiere hacer estudiar una carrera. Allí sobrevive de mala manera y regresa a España dispuesto a triunfar como artista. Se presenta en Alborada, el pazo de la famosa compositora Minia Dumbría (doña Emilia) que vive con su madre, la baronesa de Dumbría (la condesa viuda de Pardo Bazán, madre de Emilia)».

Es curiosa la elevada cantidad de referencias eruditas a esta novela, que desde luego no pasa por su obra más conocida. «Desde el momento de su aparición, La Quimera fue considerada una novela en clave. La propia autora proclamó en la prensa el carácter real del protagonista de la obra. Es, pues, una novela psicológica, un estudio de psicología colectiva en el que el protagonista encarna un mal de la época: seducido por su quimera, obsesionado por su aspiración se destruye como hombre sin realizarse como artista», señala otro estudioso al respecto del volumen publicado por Cátedra, bajo la edición de Marina Mayoral, quien realiza una interesante reflexión sobre el libro en un artículo publicado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Desde luego son muchas las reflexiones e interpretaciones que pueden encontrarse en la Red al respecto de los personajes, pero siempre desde el punto de vista de las vivencias de la autora, los perfiles psicológicos o el papel de las mujeres en la sociedad de principios de siglo, entre otras perspectivas.

El origen

Lo que no aparece es el origen es el porqué de la elección de Dumbría en el lugar de Pardo Bazán, título nobiliario real de la madre de la escritora. Así que, al margen de que los expertos en su obra puedan desentrañarlo gracias a sus apuntes personales o a los archivos familiares, no parece descabellado suponer que tuvo algo que ver la fama, prácticamente mundial, que la localidad había logrado poco tiempo antes, en 1901, con la famosa boda de dos mujeres, Marcela y Elisa, que de nuevo recobra protagonismo gracias a la película que -ahora así, aunque ya se había anunciado hace años- rodará Isabel Coixet, que acaba de lograr varios Goya. Fueron portadas de varios periódicos -en La Voz, el 30 de junio de 1901- y significaron todo un símbolo para la lucha feminista, de la que Pardo Bazán, aunque perteneciente a la clase noble, era una abanderada, e incluso había asistido a un congreso feminista el año anterior en París. Dumbría, a principios de siglo, no era un lugar conocido, pero el amor de las dos damas se fraguó en el pueblo, en una casa en ruinas, también escuela de niñas (eran maestras), situada cerca de la iglesia. Su vínculo con A Coruña -la ciudad natal de ambas-, como recordaba Modesto García en un artículo en La Voz hace siete años, era una corredoira hasta la actual AC-552 por donde pasaba la diligencia de línea, con meta en Corcubión. Antes, Elisa había estado en Couso-Coristanco, y Marcela, en Calo-Vimianzo, acompañada por Elisa durante siete años. En 1899, Marcela es destinada a Dumbría, de nuevo juntas, y es ahí donde traman la boda, que finalmente se llevaría a cabo en A Coruña. Las peripecias, como es fácil de imaginar, no acababan, sino que realmente comenzaban.