Serceda, Corqoveom o Vimiantium

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

J. M. CASAL

Una publicación de la RAG explora el origen de los nombres de los concellos

25 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Seminario de Onomástica de la Real Academia Galega (RAG) publicó, por encargo de la Deputación, un trabajo del experto y profesor de la Universidade de Vigo Gonzalo Navaza sobre el origen toponímico de los 93 concellos de la provincia de A Coruña, citando las diversas hipótesis etimológicas de los nombres y con las propias teorías del autor. En algunos casos, la explicación es sencilla. En otros, no tanto. Los siguientes textos de cada concello (constituidos todos como tales entre 1835 y 1836) son un resumen de este trabajo que se puede consultar on-line.  

Cabana. El nombre es el del lugar de la parroquia de Cesullas en el que estaba la primera casa consistorial, a mediados del siglo XIX. Con el tiempo se trasladó más cerca del mar, hasta A Carballa, donde está ahora, también en Cesullas. En los primeros años el concello era «Cabana o Cesullas», y desde 1850, solo Cabana. Cabana es «unha palabra do léxico común galego», de origen prerrománico, capanna en latín hispánico: una construcción modesta y agrícola. Cesullas se registra desde el siglo XII, y se relaciona con el segundo elemento de Ponteceso. 

Camariñas. Los nombres de lugares del municipio aparecen desde el siglo X, y el de Camariñas, desde principios del siglo XVI, como San Jurjo o San Xurxo, y con referías a Buría o Vuría, donde está la iglesia, uno de sus lugares. Hasta 1955 fue un enclave en del Obispado de Mondoñedo en Nemancos. Desde Sarmiento, se atribuye el nombre a la planta caramiña o camariña (la Corema album), también en A Pobra do Caramiñal. Pero como es un nombre frecuente en zonas del interior donde no hay esa planta, no debe descartarse que tenga un derivado diminutivo de cámara o cámera, edificación en construcción abovedada.  

Carballo. Nombre común del árbol Quercus robur, de origen prerromano y que sobrevivió en gallego, muy habitual. En los registros más antiguos conocidos, del siglo XV, lleva a veces artículo (do Carballo), que deja de registrarse desde el XVII, quedando ya en Sant Joham o Johán de Carballo.  

Cee. Desde finales del la Edad Media se documenta con la forma actual, por ejemplo Maria Eanes de Cêê, en 1385, o Porto de Çee, en 1466. En el siglo XII figura con -a final: «villas de Ceia in Nemancis et de Oca in Bragantinis», en 1178. Hay varias hipótesis, como la Cea prerromana (tiempo que Navaza cree fuera de duda) e hidronímica, e inicialmente el nombre del río de Cee.  

Cerceda. El nombre viene de la parroquia en la que se situó la casa consistorial, que no coincide con ningún núcleo, ya que este está en O Campo da Feira. Históricamente figura de muchas maneras. Serceda, en 969; Cerzeda, en 1032; Zerzeda, en 1419... Es un fitotopónimo, que hace referencia a la vegetación, y procede del étimo Cerceta, variante de Querceta, colectivo derivado del quercus (carballo).   

Corcubión. Corqoveom aparece registrado en 1334; Corcuvion, 1496; Corcubion, 1527... Su origen es «escuro e controvertido», sin paralelos en Galicia y otras zonas. Hay hipótesis como corcova o el adjetivo corvo, curvo, de origen latino. Otros presuponen origen prerromana, ya de la raíz car- o kar-, piedra, ya de otra raíz indoeuropea (curvar, girar). 

Coristanco. No hay núcleo de población en este municipio con ese nombre. El consistorio estuvo hasta los 60 en A Furoca, en San Paio, y ahora en San Roque (Traba). Los registros más antiguos son del siglo XIV, con Curistanquo, Cuiçanquo (XV)... El origen y significado son «descoñecidos», pese a ser unánime atribuir pasado prerromano, sobre todo por el sufijo -anco, considerado céltico. El coris- podría ser una alternación de castro.   

Dumbría. Se registra por escrito desde el IX: sancta Eolalia in Donobria, en el 868; in terra de Doonvria sub aula sancte Eolalie, XII; friigresia de Donvria, 1380; santa Vaya Donbria, 1384; Gomes de Donbria, freguesia de Donbría, 1446; santa Baya de Dombría, 1568. De origen prerromano y etimología controvertida o desconocida. Se propuso un céltico briga (castro) que se descartó. Tal vez dono-bría, vegetal.   

Fisterra. Es clara la referencia al extremo occidental de la tierra conocida en la Antigüedad. Aparece desde el siglo XIII: Finis Terra, Finibus Terra, Finibus Terre, Fiistirra, Fiisterra, Finibusterre, Fiiisterra, Finsterra, Finisterre, Finistera... Inicialmente, los confines de la tierra, no el fin.  

A Laracha. Es uno de los concellos con más amplia explicación en el trabajo. El nombre se toma del lugar de Torás, donde está la casa consistorial. Las referencias de otros puntos son muy antiguas, especialmente Soandres, Coiro o Caión. En el Catastro da Ensenada de 1752 sí figura la referencial al «lugar da Laracha». En el XIX aparece a veces como Larache. Se relacionan con Laraño o Laraxe, prerromano (leira llana, planicie), pero puede que sea un topónimo de creación tardía, incluso por la relación con el marroquí Larache, ocupado por España en tiempos de Felipe III y con militares laracheses.  

Laxe. Hay referencias a lugares como Traba ya desde el siglo VIII. A Laxe empiezan en el siglo XV. Lleva el topónimo prerromano laxe o laxa, tal vez céltico: una peña de grandes dimensiones y superficie lisa, que aflora en un terreno, sin sobresalir. 

Malpica. El nombre se registra sobre todo desde el siglo XIV, como Malpica o Malpiqua. Es prerromano, con mal- (piedra, pico, desnivel), emparentado con Malante (la isla). No se puede descartar que fuese una imposición señorial medieval, como eco de la Malpica de Nájera (La Rioja), de connotación xacobea.  

Muxía. Deriva de monje (del francés monge: fraile), se supone que del dominio de frailes de Moraime sobre el puerto y la villa en la Edad Media, como ya señalaba Jerónimo del Hoyo en 1607. Portum de Mogia aparece en el siglo XIII; Mugia, en 1334; Mogia, en 1399; Mongia, en 1493... Y no se descarta que la etimología tenga origen prerromano, frente a la [actual] erudita.

 Ponteceso. El primer nombre fue Bugalleira, por la parroquia de Tella que tuvo la primera sede, y en el censo de 1877 ya figura como Puente Ceso. El núcleo de Ponteceso está en Cospindo, que figura como Curispineto en 1175; Currispindo, en el XII; Crospijndo en 1390. Tal vez un curro con un espiñedo. El elemento -ceso es «escuro ou controvertido». Puede ser prerromano, con la misma raíz que Cesullas, continuador del latín censu (tributo o censo); o la tradicional de cortado o partido, por el puente, como Cesures o Cesuras. 

Vimianzo. En los registros históricos, no designa solo a la parroquia, sino también a la comarca, ya desde el Cronicón Iriense del siglo XI, siendo Vimiantium uno de los viejos territorios de la antigua diócesis de Iria, igual que Bregantinos. Vimianço ya figura en varios textos del siglo IX y posteriores, y con los siglos en formas como Vimjanço, Bymianço, Vimianzum o Bimianço. Su origen es controvertido, siendo la tesis más aceptada la relación con el latín vimine, el vimbio (mimbre, salix viminalis), por la abundancia de estas plantas, pero sin descartar un origen prerromano, tal vez también relacionado con estos sauces. A mayores, «Viminacium foi o nome dun importante campamento romano nos Balcáns, e en Hispania tamén se chamou Viminacium unha cidade dos célticos vacceos preto da actual Palencia», indica Navaza. 

 Zas. Siempre fue Zas, aunque se le añadió mucho en el siglo XX el «de Carreira» por una de sus parroquias. El Zas de Melide aparece referenciado como Salas y Saas, y se aplicó a otros dos Zas, el de Barcala y el soneirán, pero la documentación medieval rechaza tal similitud y tiende a Saz, del latín salice, salgueiro. Ya un cura del XVIII castellanizó el nombre hacia Sauce.