Antonio Támara: «El interés en la exploración espacial es, sobre todo, para explotar recursos»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

GENTES DEL FINIS TERRAE | Antonio Támara José María, que trabaja en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, estuvo por Corme a través de la Fundación Torre-Pujales para divulgar sobre la relación entre ciencia y arte

11 oct 2019 . Actualizado a las 16:23 h.

Con una amplia experiencia en el sector privado, el madrileño Antonio Támara José María trabaja actualmente en el departamento de Ensayos Ambientales, Cámaras y Simuladores Espaciales del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Es ingeniero de Telecomunicaciones y recientemente estuvo becado por la Fundación Torre-Pujales de Corme para divulgar sobre el vínculo entre la ciencia y el arte. «La Fundación es de los hechos culturales más destacados para esta zona en los últimos años», considera Támara: «El Corme que yo conocí en 2013 dista mucho del que vi hace unas semanas. Está más activo, con más interés por el arte, y creo que la actividad de la Fundación ha tenido mucho que ver», añade. Es una pena, asegura, la falta de apoyos institucionales, pues «está ya haciendo mucho por la Costa da Morte, con becarios de todo el mundo que difunden después en sus casas lo que ven aquí», dice.

Sobre su actividad en el INTA, comentó a La Voz:

-España es una potencia en el sector aeroespacial.

-Este país colabora en casi todos los proyectos europeos y, además, tiene industria muy especializada en el área.

-Se colabora, además, con otras entidades de todo el mundo.

-Sí. Todo lo que va a volar tiene que ser testado en tierra, y desde el Instituto hacemos ensayos para todo el mundo.

-También se exporta tecnología.

-Como anécdota, los rovers marcianos llevan una unidad meteorológica desarrollada íntegramente en España.

-No es algo demasiado conocido por la sociedad en general.

-Puede ser, pero desde luego hay mucho movimiento en España. Incluso hubo un satélite desarrollado por alumnos de una universidad gallega y hay otra empresa de unos chavales jóvenes que están desarrollando vectores (lo que normalmente nosotros llamamos cohetes).

-¿Es un sector en alza?

-Sí, aunque depende mucho de las inversiones europeas, porque el tema espacio es tan enormemente caro...

-¿Qué tipo de pruebas se le hace a los objetos que van al espacio?

-Desde funcionales -que haga aquello que se supone que tiene que hacer- hasta pruebas de resistencia, sobre todo ambientales. Un satélite que está en el espacio, al no haber atmósfera, su cara que está mirando al sol puede estar a 300 o incluso 400 grados centígrados; en un segundo puede moverse y estar girado hacia el fondo del universo y bajar su temperatura hasta 4 grados kelvin. Eso genera un estrés inducido en todos los elementos del satélite y puede hacer que reviente.

-Más allá de lo tecnológico, también se analizaron en España muestras tomadas en Marte.

-Sí, hace unos años saltó la noticia de que se había encontrado en Marte una roca en la que una bacteria había dejado una huella fósil. Eso se analizó en diferentes lugares, entre ellos el Instituto español, que tiene un concierto con el CSIC y allí se ubica el Centro de Astrobiología, que es uno de los referentes a nivel mundial.

-Lentos avances los que se hacen en este campo. ¿Quizá por los costes de los que hablaba?

-Sí, aunque solo nos llama la atención la parte más «heroica» del asunto [ríe], pero luego hay otra parte más comercial. Hay miles de satélites orbitando alrededor de la Tierra y todo eso es industria: son retornos. Y ahí se avanza a pasos agigantados.

-¿Cuánto cree que tardará el hombre en desarrollar tecnología para viajes interplanetarios? Digamos, por ejemplo, a Saturno.

-El hombre nunca viajará a Saturno, porque sus condiciones gravitacionales no permitirían la vida del hombre allí. Es probable que su cuerpo colapsara.

Sin embargo, no es tan importante viajar a otros planetas como lo es viajar a sus lunas, porque estas sí tienen factores gravitacionales similares o inferiores a los de la Tierra y algunas de ellas contienen condiciones más aparentes para que haya vida. En un futuro sí habrá exploración, pero no será humana, sino robotizada seguramente.

-¿Cómo de acertada es la imagen que vende el cine de todo lo relacionado con el espacio?

-Al final todo es ficción, y la hay de mayor o menor calidad. Por ejemplo, yo creo que el hombre nunca podrá viajar materialmente a través de agujeros de gusano, pero quizá sus comunicaciones, bajo unas determinadas condiciones, puedan hacerlo en el futuro.

Otra cosa es la ciencia ficción más cercana. Irán, sin ir más lejos, seguramente establezca una base en la luna para explotar el hielo que hay en sus polos como elemento combustible para lanzar vectores (cohetes) desde allí, porque no tendrían que vencer la gravedad terrestre.

-El interés está, entonces, en la explotación de recursos.

-Por supuesto. Constantemente se está flirteando con la idea de explotar inmensos asteroides, o los satélites de otros planetas... Esa depredación sí que está en la mente del hombre.

-¿Pisará el hombre de nuevo la Luna? ¿O es que nunca ha estado?

-Sí, sí estuvo [ríe]. Y creo que volverá a estar, más que nada por un tema político. Aunque no dejan de ser especulaciones.