La sequía agrava aún más el difícil panorama de la caza en la zona

Toni Longueira / S. Garrido CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

El primer día de la temporada arrancó con escasas capturas y opiniones pesimistas

16 oct 2017 . Actualizado a las 14:01 h.

La prolongada sequía que asola la Costa da Morte desde la pasada primavera no ha hecho más que agravar los problemas que sufren desde hace años los cientos de aficionados a la caza en la comarca. El mal arranque de la campaña de ayer no hizo más que certificar que el modelo de gestión de los montes y de la biomasa no es el adecuado. El continuo proceso de abandono del rural, de envejecimiento poblacional y del tradicional modelo de explotación agroganadero ponen en jaque el futuro de una actividad deportiva, que languidece a pasos agigantados por la falta de relevo generacional.

A primera hora de la mañana de ayer estaban citados en los montes de la comarca unos 2.000 aficionados, pertenecientes a sociedades de 23 tecores (terrenos cinegéticamente ordenados). Y el balance ha sido bastante irregular, según los numerosos testimonios recabados. En lo que respecta al conejo (sobre todo) y la liebre (mínima), la versión generalizada es que fue un fracaso en capturas. Mejor le fue a los aficionados a pluma. La mayoría lograron los topes fijados de perdices y faisanes por día y cazador.

«Fue una mala jornada», se lamentó Pedro Nieto, de San Roque de Zas, que aglutina a unos 200 socios. Y argumentó los motivos: «Hubo mucho calor [hasta 27 grados] y fuerte viento. Los perros estaban ya cansados a las diez de la mañana. La sequía evitó que pudieran seguir el rastro de las piezas». Y añadió: «Mejor le fueron los que iban a pluma».

Repoblaciones

Una versión muy similar es la ofrecida por José María Álvarez, de la sociedad de Coristanco, que suma 155 aficionados: «Faltan coellos, as repoboacións non teñen éxito, morren moitos exemplares pola hemorraxia vírica... O peor de todo é que agora morren as crías dos coellos cando antes a peste afectaba só aos adultos». Según Álvarez, el tecor se repobló este año con mil conejos, «pero morren 1.100 e así non hai nada que facer. Cada ano vai a peor», se lamentó. Y dijo que lo que sucede en su sociedad es extrapolable al resto de entidades: «Hai quen bota ao monte 3.000 ou 4.000 coellos nesta zona e lles morren todos pola hemorraxia vírica».

Los expertos también apuntan al abandono del monte para explicar esta crisis: «O problema é que non hai montes limpos, as toxeiras invádeno todo. O abandono da agricultura e os prados dificultan o repoboamento das especies como o coello. Tamén que todos os repoboamentos sexan de eucalipto e non de especies autóctonas», dijo Álvarez, una versión que comparte Pablo Viqueira Otero, de Santa Columba de Xesteda, colectivo con medio centenar de cazadores: «Xa non hai monte limpo, todo está cuberto de eucaliptos e toxos. As sociedades de caza facemos o que podemos para deixar todo limpo e repoboado, pero é insuficiente». Claro que es imposible cuando una sociedad de caza puede tener de 2.500 a 11.000 hectáreas (de media, las hay más pequeñas) de biomasa que preparar.

Otros aficionados a la caza, los menos, achacan la merma de especies como conejos a los depredadores. Rogelio Pereira, de San Miro de Malpica (110 socios) cree que se está dando un grave desequilibrio, sobre todo con la presencia del halcón peregrino: «Hai moitos por hectárea. Son os que acaban con todo e creo que habería que buscar unha solución para controlar e equilibrar as poboacións» y los ecosistemas.

Los aficionados valoran de forma positiva que se mantengan estables especies como el jabalí, pero advierten de la cada menos presencia del lobo en la comarca.

Cuatro hermanos con la escopeta a cuestas

 

 

La afición a la caza se lleva en los genes, o eso parece viendo el caso de los hermanos Caamaño Castro, de Razo da Costa (Carballo): cuatro de los siete que son en total son aficionados a la práctica cinegética. Claro que lo de la genética es relativo: el vicio no lo heredaron de su padre, que no es cazador, sino que se lo fueron metiendo los primos. Uno de ellos, por cierto, es el presidente del tecor de la parroquia, uno de los más veteranos de la zona en el cargo.

Sea como fuere, el caso es que son cuatro hermanos cazadores. Por diversas circunstancias, ayer solo pudo salir Fernando, de 55 años, el más joven. Su compañero habitual, Francisco, estaba enfermo y no pudo, y los otros dos también esperarán a otra jornada.

Fernando salió con unos amigos, y pillaron algo de faisán y algo de perdiz. Es aficionado a pluma y a jabalí, pero ayer no era día de caza mayor, por lo que tocaba mirar al aire más que a entre las silvas o los maizales. «Botamos 25 tiros», resume la jornada con exactitud.

Sabe de lo que habla, porque lleva desde 1987, nada menos que 37 años, cazando. Era casi un adolescente cuando empezó. «Pero a min o que realmente me fai ilusión é saír cos cans, estar por aí, polo monte, cos compañeiros... Gústame moito máis iso que matar por matar, iso non me vai». Claro que si caen pieza, mejor. «A verdade é que hoxe foinos moi ben, e iso que facía moita calor e os cans xa non podían máis», explica. Del calor, y de las consecuencias que para el terreno y la fauna conlleva la sequía, se han quejado todos los que ayer opinaban sobre la situación. Fernando ahora esperará a que pasen las becadas, aves migratorias, para variar sus objetivos de faisán y perdiz. Pero mientras, estas dos especies ocuparán sus domingos al sol, o a la lluvia si finalmente aparece.

Críticas a los pasos de fauna en la autovía y problemas de relevo generacional

 

 

Antonio Devesa, de la Cinexética de Muxía (142 socios), o Juan Pereira, de la Cinexética de Fisterra (50 ) también achacaron ayer el irregular inicio de campaña al excesivo calor en la comarca y al vierto. Asimismo, a los problemas para repoblar lepóridos por la hemorragia vírica. Pero algunos expertos creen que desde la Administración no se les han tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones que afectan a la caza.

Pedro Nieto y José María Álvarez, entre otros, ponen como ejemplo el fracaso que supuso, para ellos, los pasos de fauna en la autovía: «No seu momento fixemos un escrito para que se colocaran nos tradicionais lugares de tránsito de xabarís e corzos, pero non nos tiveron en conta», dijo Álvarez: «Os xabarís non empregan como paso de fauna un tubo pechado ou un paso a nivel inferior calquera. Só animais que teñen as súas rutinas e sempre empregan os mesmos sitios para pasar dun lado a outro. O que se conseguiu con estes pasos e que haxa un desequilibrio de poboacións a un lado e o outro da autovía». El zasense Pedro Nieto piensa de forma similar: «Os pasos de fauna da autovía son perxudiciais. Habería que facelos elevados e por zonas empregadas polos animais dende sempre».

Otro tema que preocupa entre los aficionados es la falta de relevo generacional. «Non hai xente nova. Este ano tivemos tres ou catro novos socios, pero levabamos dez anos sen altas», explicó el malpicán Rogelio Pereira. Juan Pereira, de Fisterra opina lo mismo: «Teño 67 anos e comecei na caza con vinte e pico. Agora non hai ese interese pola caza como había antes», lamentó.