Pillos

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu LA ATALAYA

CARBALLO

15 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La pillería es una de las características de los españoles a la que los vecinos de la Costa da Morte no son ajenos. El personaje del pillo, fue perfectamente descrito en El Lazarillo de Tormes y desde entonces, hace ya mucho tiempo, pocas cosas han cambiado en cuanto al carácter del país en general.

Pillos han sido los emigrantes en Suiza y otros países europeos que sabiendo que tenían que declarar sus propiedades no lo han hecho y ahora se sienten acorralados. También los mariscadores y armadores que esconden sus capturas o intentan pasar un pescado por otro para zafarse de los topes impuestos por la UE. La misma consideración merecen los muchísimos propietarios que construyeron sin licencia o no declararon al catastro y que se han llevado la sorpresa de tener que derribar o pagar más de lo que pensaban, según los casos.

El lazarillo se llevó coscorrones y tundas cuando lo pillaron, que fue casi siempre, porque, al fin y al cabo, son pocos los que acaban zafándose de la ley o la norma, aunque algunas penas resulten pocas.

Aquí es noticia que un ciudadano devuelva una cartera con todo el dinero o que lo envíe de vuelta si se le olvida pagar. Lo que debería ser normal, resulta extraordinario en este tierra de pillos, que utilizan su ingenio para sortear la legalidad, tanto en la carretera como en las declaraciones de la renta. Las solicitudes de becas, de gratuidad de los comedores escolares e incluso de matrículas están llenas de pillerías. Así, esta forma de actuar, tan nuestra, se repite generación tras generación. Ya existía en 1554 o incluso antes. Su autor, que es un desconocido, nos caló, también a los de la Costa da Morte.