Una de gánsteres con final en Teixeiro

CARBALLO

18 ene 2015 . Actualizado a las 12:19 h.

Nada es personal, solo son negocios», es una frase puesta en boca de Vito Corleone en El Padrino. A Bernardino Ferrío le asestaron un tiro en el abdomen el pasado 4 de diciembre en su casa de Aboi (Morquintián). A nada que uno se esfuerce en imaginar le sale una típica de gánsteres. Unos disparan de dentro y otros, de fuera. En este caso, unos se esconden detrás del remolque del tractor y otros, detrás del mercedes o del todoterreno. Así se labra un historial aguerrido como el que adorna la biografía de Ferrío, que desde el viernes descansa en Teixeiro y se recupera de los efectos que el plomo dejó en su cuerpo. Muxía hubo de ser tomada otra vez la pasada semana por un nuevo episodio sazonado con narcotráfico, esa mala hierba sembrada hace ya un par de decenios y que se ha asentado en algunos de sus prados y pueblos para mucho tiempo. El tráfico de drogas sigue llenando de páginas negras la historia muxiana, que desde antiguo lucía otras mucho más lustrosas por su relación con las peregrinaciones, el mundo monacal, la poesía y la cultura. Cada poco tiempo, las fuerzas del orden se ven obligadas a tomar playas, aldeas o el mismo casco urbano, como esta semana, para echarle el guante a suministradores de harina de fuego, de esa que va quemando las entrañas de los que caen en sus garras. Ahora fueron Nardo y sus compinches. Otras veces eran otros y bien conocidos. La noria que continúa dando vueltas en el mismo lodazal. Y todo ello, como bien mandaba Corleone: «Mantén la boca cerrada y los ojos bien abiertos». Así va pasando el tiempo y la actividad que se resiste a los sectores productivos de verdad sigue potente para los que comercian con la salud de la sociedad. En la Costa da Morte sigue habiendo escenarios para el narcotráfico. La Policía Nacional se incautó de una potente lancha de 20 metros de eslora y motores de 2.000 caballos en una nave de Cabana. Parecía preparada para el desembarco de los 1.500 kilos de cocaína que un grupo de agentes pillaron a bordo del Coral I el pasado día 5 a 650 millas al oeste de Cabo Verde. Si algo se puede aprender de la historia es que, según en qué circunstancias, la vida vale muy poco. El narcotráfico es una actividad lesiva para la sociedad. Además de comerciar con sustancias peligrosas para la salud, los que se dedican a esta perniciosa actividad suponen un riesgo para la seguridad de sus vecinos. Son gente que suele resolver sus negocios y sus desavenencias con fuego de verdad. Los que ven y callan sus acciones contribuyen al deterioro de su convivencia y a la degradación colectiva.

El imperio de la ley. La ley se va imponiendo en las calles de la movida. Los tribunales acaban de asestarle un duro golpe al Concello de Cee, que habrá de pagar 10.000 a cada uno de los dos vecinos que denunciaron los daños sufridos por los ruidos de los pubs de la calle Calzada. Es un tema que viene de viejo. Durante lustros, el Ayuntamiento miró hacia el otro lado sin inmutarse por noches insoportables que sufrían en esa vía. Uno de ellos llegó a encadenar su desesperación a las ventanas del consistorio. Las Administraciones tienen que garantizar que un ciudadano no le haga daño a otro. Los poderes públicos son los árbitros de las relaciones entre los particulares, pero muchas veces no lo hacen. En Carballo costó lo suyo que se tratase de imponer la ley en la movida nocturna. Las actuaciones van dando resultado. Son dos derechos los que deben garantizar: el de disfrutar y el de vivir.