Un homenaje musical a los abuelos de Ponteceso

s. varela lugo / la voz

CARBALLO

Los abuelos de Blanco eran de Tella y Brantuas.
Los abuelos de Blanco eran de Tella y Brantuas. óscar cela< / span>

19 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Carlos Blanco Fadol es un trotamundos de la música, un inventor de instrumentos, un etnógrafo que le ha llevado a conseguir más de 3.000 instrumentos de 150 países y reunirlos en el Museo Étnico de la Música, ubicado en Murcia. Mucho de ese espíritu aventurero que tiene Carlos Blanco le viene de familia, ya que sus abuelos paternos son de dos parroquias de Ponteceso, Brantuas y Tella, que emigraron hace cien años, «subidos a uno de esos barcos llenos de gallegos que partía del puerto de A Coruña y con la gente sacando los pañuelos para despedirlos, como me contaba mi abuelo».

El destino le ha traído ahora a Lugo, invitado por su amigo Luciano Pérez, responsable del Taller y Archivo de Documentación Musical del Centro de Artesanía Diseño (Centrad). Carlos Blanco, en recuerdo a los cien años de la emigración de sus abuelos, grabará en la Fundación TIC una canción de homenaje, titulada Gallego.

«Un rapaciño se hizo emigrante para no regresar / No mires Manuel, no mires, que se tiene viene la morriña encima», son algunas de las estrofas que forman parte de esta canción, que a su vez integrará un disco. La canción, como no podía ser menos, llevará sonidos de gaita, pero también introducirá músicas étnicas, con instrumentos del propio museo que dirige.

«Recuerdo de niño que mis abuelos se reunían todos los domingos con otros gallegos, todos de la misma zona, y hablaban en un gallego cerradísimo y se emocionaban mucho hablando de su tierra». Ese sentimiento es el que va a recoger Carlos Blanco en su canción. Este hombre propuesto para el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, recuerda cómo sus antepasados no tuvieron más remedio que emigrar, «tal y como pasa hoy». Sus abuelos eran percebeiros y le llamó la atención cuando vino por primera vez a Galicia y visitó con su padre la aldea de sus antepasados que sus familiares «morían jóvenes porque vivían de recoger percebes».

Carlos Blanco lleva dos semanas en Lugo y seguirá aún un tiempo, preparando la grabación del disco. Ya tiene la letra y la partitura, pero aún le falta ensamblar las piezas y los instrumentos étnicos que utilizará. El estudio de grabación de la Fundación TIC, de la Diputación, será el escenario para cumplir un sueño que tiene cien años.