«Por este local pasaron ata catro xeracións distintas e iso é moi bonito»

CARBALLO

Regentan el bodegón O'Pescador desde hace casi 40 años, donde almacenan un gran número de reliquias de antaño

14 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Entrar en el bodegón O'Pescador (calle Gran Vía, Carballo) implica poco menos que trasladarse en el hacia atrás décadas y décadas en el tiempo. A lo largo de los años, Carmen Rey Rey y Rafael Rodríguez Pena han ido coleccionando multitud de objetos. Los tenían guardados hasta que su hijo les sugirió colocarlos en el local que regentan desde hace 39 años (cumplirán las cuatro décadas en septiembre). Así, desde hace ya varios lustros, el bodegón O'Pescador no solo es un rincón de buenas comidas -algún cliente le ha comunicadoo por escrito su satisfacción con el menú- sino también una especie de museo. «Aquí temos unha boa parte da historia de Carballo», explica Carmen.

Un Código Civil que va marcando el paso del tiempo en lo amarillo de sus hojas, un teléfono que ambientaría películas de los años 20, aparatos de radio como los que tuvieron pegadas a miles de mujeres a producciones como Ama Rosa; fotografías e instantáneas de la historia de la capital de Bergantiños; máquinas de escribir de antaño; placas; botellas de la mítica Pitusa, Kas y Fanta en cristal, todos los modelos de Estrella Galicia, el Phoscao (alimento tónico general) y un sinfín de reliquias más. Vale la pena acercarse para conocer, si no el pasado, sí el cambio que se ha producido.

Ellos lo han comprobado en vivo y con su trabajo. Carmen recuerda a la perfección sus inicios: «Pagamos moito por este local naquel entón, daquela foran dous millóns e medio de pesetas. Pero foinos ben, faciamos vodas todos os sábados». Uno se da cuenta, mientras tras la barra Rafael no deja de trabajar y atender a sus clientes, que al margen de la historia que puedan tener los centenares de tesoros que almacenan, también ellos, con su bodegón, tienen mucho que contar. «Por este local pasaron ata catro xeracións distintas e iso é moi bonito», apunta Carmen. Por sus mesas han pasado casi cursos y cursos de estudiantes, obreros e, incluso, hoy personas reconocidas, por una cosa u otra: Ruíz Mateos tomó en O'Pescador sus tazas; el escritor Manuel Rivas se sentó en la imponente silla que usaban los clientes de Tomás, el barbero de la plaza de Carballo (se la compraron por 50 euros); y Ernesto Chao (Miro Pereira) también cruzó la puerta de este local.

Carmen es natal de Val do Dubra (el carballés es su marido, más concretamente de la parroquia de Entrecruces), pero hoy se siente como una carballesa. «En 40 anos claro que hai de todo, bo e malo, pero nós non nos podemos queixar». Ella misma lo dice: «Nun radio de 25 ou 30 quilómetros, ha de haber pouca xente que non teña un cachiño de historia aquí».

Desde el centro mismo de Carballo, han visto, día a día, con jornadas de 16 y 17 horas, cómo ha ido cambiando la capital de Bergantiños. Rey echa de menos, por ejemplo, aquellos tiempos en los que los trolebuses viajaban desde A Coruña hasta Carballo, pero reconoce también que «isto dende a democracia medrou moito». Además de esas libretas donde anotaban el menú a sus clientes por cuatro pesetas, conservan también viejos libros de la historia del pueblo en el que han crecido sus hijos. Tienen dos, Rafael y Cristina, ambos «estudiados», pero con gusto por la parte hostelera. Salieron adelante, con éxito, gracias a un trabajo constante y a las muchas ollas de comida que se prepararon durante estas cuatro décadas -de hecho, tiene una de ellas expuesta, regalada por un francés-. Llaman la atención sus fotografías con Rocío Jurado, Ortega Cano o Carmen Sevilla, pero, sobre todo, los clientes de O'Pescador acuden por el buen trato dispensado.

Eso los ha convertido a ellos, ahora, en parte de la historia de Carballo. A pesar de los problemas de espalda que hoy le impiden a Carmen trabajar, asegura: «Volvería a poñer este negocio, sen dúbida, pero traballando máis moderadamente».