Las mareas negras que van y vienen

CARBALLO

Dentro de un mes se cumplirán 7 años del «Prestige», y ya pasaron 75 desde que varó el «Boris Sheboldaeff», primer siniestro de estas características en la comarca

11 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A casi siete años del inicio de la tragedia del Prestige , en noviembre del 2002, los ecos del hundimiento del petrolero griego aún se escuchan por las esquinas administrativas, políticas y económicas. El último, esta misma semana, con el anuncio (publicado por La Voz) de que España debería devolver dinero al Fidac si finalmente resulta condenada por la actuación del Gobierno durante aquella larga crisis, con una cantidad nada escasa: 115 millones de euros. En esa hipótesis, ni siquiera podría acceder a la totalidad de los 22,7 millones que en su momento depositó la aseguradora del barco.

Fue la última gota de un proceso largo, con muchos frente abiertos en los que la justicia internacional tiene mucho que decir, sobre todo en la parte pecuniaria. La española también tiene lo suyo, y la penúltima gota de todo el barullo procesal la acaba de soltar la Audiencia Provincial, al imputar de nuevo al ex director general de la Marina Mercante, tras haberse salvado del procedimiento en la primera instancia en Corcubión, un juzgado que ha tenido refuerzos, pero que aun así se ha visto desbordado para instruir una causa monumental, cuyo juicio, si todo va bien, será el año que viene, a los ocho de producirse el hundimiento.

El Prestige se lleva, con razón, toda la fama, por su gravedad (la mayor catástrofe ecológica de España), su magnitud, su proximidad en el tiempo y la explosión mediática. Antes, no hace mucho, no había tantos medios. Ni de posibilidad de cubrir estos sucesos, ni de empresas de comunicación. Así que algunos se van quedando en el olvido.

Por ejemplo, la primera vez que se produjo una marea negra en la Costa da Morte (y la segunda de Galicia, tras el hundimiento del petrolero británico Mc Andrew en 1917 por un submarino alemán en Cedeira). Fue en Camelle, el 29 de agosto de 1934, así que se acaban de cumplir 75 años justos. Era el Boris Sheboldaeff , un buque moderno, de 11.000 toneladas, que embarrancó y se partió. «Se considera completamente perdido», decía la portada de La Voz de Galicia del 23 de agosto, ya con la imagen del barco. La información ya se reflejaba destacada el día anterior, por supuesto en portada, pero sin la imagen de Cancelo que, en aquella época, se haría célebre. La crónica destaca que la tripulación puso salvarse (28 hombres un día y 13 al siguiente), sobre todo gracias a los vecinos de Camelle (el consulado soviético lo agradecería más tarde), y fue trasladada hasta A Coruña.

Escritores como Baña Heim o Fernando Patricio Cortizo recogieron profusamente este incidente, recopilando datos, testimonios y efectos, que en la costa se notaron durante unos dos años, más o menos los que tardó en desaparecer el petróleo derramado desde la zona de la Pedra do Porto, allí donde fue a dar en su trayecto entre Leningrado y Bakú. No fue mucho el líquido derramado, porque iba en lastre, pero sí lo suficiente para afectar al entorno del accidente. Por eso, algunos autores consideran este accidente como la primera marea negra de la zona.

Guerra Mundial

A lo largo del siglo XX ha habido muchos más incidentes. Por ejemplo, en los años de la Segunda Guerra Mundial, en la que la Costa da Morte tuvo una gran importancia como enclave estratégico, sobre todo para los submarinos (también en en la primera, en las proximidades de Fisterra). Según las crónicas, el 18 de agosto de 1943, el buque alemán Nord Atlántic intentaba huir de la aviación aliada, pero varó en las proximidades de la ría de Camariñas, y miles de toneladas de gasóleo anegaron la costa.

En julio del 64 se hundió el Bonifaz nueve millas al norte del Cabo Fisterra, tras colisionar con otro petrolero, el Fabiola , de bandera francesa. Hubo cinco muertos y numerosos heridos, a los que el año pasado se les rindió homenaje en Fisterra y Muros, coincidiendo con el 25 aniversario del accidente. El fuego quemó buena parte del combustible, pero aun así llegaron manchas oleosas hasta las inmediaciones de los cabos Touriñán y Punta da Buítra. Y algo también arribó, ese mismo año, en el mes de noviembre, del Spyros Lemos , que se partió durante un temporal a media distancia de Fisterra, cuando navegaba hacia Vigo.

En 1987 ocurrió otra de las tragedias que ya han pasado a la historia de la Costa da Morte, el embarrancamiento del Cason , a escasos metros de la playa de Rostro, en Fisterra. El carguero de bandera panameña embarrancó con las bodegas repletas de productos tóxicos los primeros días de diciembre. La historia es conocida, tanto o más que la del Prestige, debido al éxodo de miles (15.009, según las estimaciones difundidas) de vecinos de la zona hacia Santiago o A Coruña tras las explosiones producidas en la carga del barco y la propagación del rumor de que los productos que transportaba eran tóxicos.

Iba de Antwerp hacia Shangai, con 1.100 toneladas de elementos químicos. Murieron 23 de sus 31 tripulantes, todos chinos. No fue, la del Cason , exactamente una marea negra, pero sí de miedo, que suele pintarse con ese color.

Cuatro años más tarde, en 1991, se hundía el mercante chipriota Anja . Fue el 28 de febrero, junto al Cabo Touriñán. Llevaba 5.000 toneladas de fertilizantes y 82 de gasóleo. Navegaba en medio de un fuerte temporal. Un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate y otros de SOS Galicia pudo rescatar a los 16 miembros de la tripulación. El naufragio se produjo, indica Patricio Cortizo, muy cerca de donde empezarían los problemas del Prestige . Como en otros casos, las manchas de combustible llegaron hasta la costa en los días siguientes.

Las que no llegarían serían las de Mar Egeo , justo al año siguiente, pero la humareda era perfectamente visible desde Caión, Malpica o Razo. En este caso, las manchas se extendieron hacia Mera, Lorbé o la ría de Ferrol.

En el 2002 le tocó al Prestige .

El corredor de Fisterra ha evitado, con toda seguridad, que se hayan producido más siniestros de este tipo.