Ese Eirís inmenso, y carballés

Harry Dorial redac.carballo@lavoz.es

CARBALLO

14 ene 2009 . Actualizado a las 02:30 h.

Hace diez años, el gran Amancio Prada publicaba el disco De mar e terra. Uno de sus temas, Adiós á miña casiña , se lo dedicaba al carballés Xosé Manuel Eirís , del que añadía que ya estaba «nese lago inmenso».

Prada y Eirís eran buenos amigos, compañeros de notas musicales y expertos en la zanfoña, entre otros. La portada del disco del berciano era precisamente una imagen de este instrumento, el mismo que sostiene Eirís en Ese lago inmenso , un excelente trabajo que salió a la luz hace veinte años y unos pocos meses. Para conmemorar ese aniversario, y sobre todo para que el legado de Eirís permanezca, el disco está de nuevo disponible, pendientes aún los flecos de la comercialización y la distribución, pero todo se andará.

La idea de esta vuelta a la vida (¿cómo se llama en la jerga anglófona, revisitar ?) tiene tres protagonistas. Uno, el profesor y escritor Xan Fraga Rodríguez , últimamente intenso paseante por los senderos musicales gallegos (véase su trabajos con Miro Casabella y Voces Ceibes ). Otro, la cantante Uxía , cuyos inicios musicales tuvieron mucho que ver con Carballo y que, además, era también buena amiga de Eirís. Y el tercero, Nani García , la gran voz que no canta del jazz gallego y productor de mil discos, que se ha encargado de la parte técnica. De limpiar las pistas, y no las de baile. De que Xosé Manuel Eirís García de Seárez, que falleció en 1996 a los 37 años, suene casi como nuevo.

Y suena. Ayer lo escuché y vale la pena. Los mismos nueve temas originales. Las mismas voces y músicas. Cantigas de amigo, tradicionales, temas propios. Piezas emocionantes como el Alalá da Mariña , el clásico que recuperó Santalices , que tan bien ha versionado la propia Uxía (a quien vimos cantarlo en Carballo, acompañada de Nani García. o en el reciente homenaje a Man de Camelle) y, solo en música y majestuosamente, Milladoiro. Este tema es uno de los himnos de Galicia, junto a Negra sombra y algunos más.

En el disco está Levo pro mar un tormento , tema que recuerdo porque más de una vez sonó en un viejo programa dominical de Radio Voz Bergantiños. O Ai amante, con letras de Cunqueiro ( Toda a casa estaba chea/ de espellos para soñar/ ai amante! ).

Es una joya para redescubrir a Eirís, por nostalgia y por enseñanza para las nuevas generaciones. Y para recuperar una figura que se fue muy pronto y que dejó su huella más allá de la canción. En la fotografía. En la preservación de la cultura popular, siempre. Lo cuentan muy bien, y mucho mejor que yo, en el libreto del cedé, la propia Uxía, bajo el título (que le tomo prestado) Ese Eirís inmenso , y el propio Xan Fraga ( Balada da zanfoña no Anllóns, así encabeza su texto), quien recorre pormenorizadamente, y valora y contextualiza, el trabajo del cantante. Nani García aporta, vamos a llamarlo así, los créditos finales.

De la música, a las alturas. Aunque, ahora que lo pienso, ambos conceptos se combinan en el villancico Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra, paz a los hombres que ama el señor (la versión -creo- de la Cantata de Santa María de Iquique en la película canadiense Léolo es gloriosa, y perdón por la necesaria redundancia). Bueno. Las alturas a las que me refiero son cercanas. Están en el monte de O Pindo. El caso que les cuento lo relata Emilio Forján , corresponsal de La Voz en Negreira.

El protagonista, además del monte, es Rubén Suárez Carballo , alpinista, aventurero, viajero. El domingo se acercó hasta la Costa da Morte, se subió hasta A Moa, buscó una de las agujas de más difícil acceso del lugar, que no es precisamente una explanada, y se colocó a lo Cristo (me recuerda el de Corcovado, en Río, y un poco menos el de Palencia). No era para menos: por la hazaña, por el riesgo y por la vista que tenía detrás o delante, según la orientación, con el cabo Fisterra, la ría de Corcubión y O Ézaro. Digo yo que un golpe de viento en estas circunstancias tiene su peligro. Te hace sentir cual pluma. Supongo (lo más que conozco parecido es estar de pie en lo alto del vértice geodésico del Pico de Meda, pero no es lo mismo).

Al parecer, es la primera vez que se realiza esta escalada (tal vez en la antigüedad pudo haber algo, buscándose a uno mismo, los ascetas, o huyendo de los nacionales tras la guerra, los perseguidos) y por ello Suárez y su compañero de ascenso, José Ramón Laíño , lo han bautizado como Océano . El caso es que Rubén Suárez, bombero de profesión y amante de los deportes de riesgo, no es neófito en este tipo de prácticas llamativas. Al contrario. Tirando de hemeroteca, veo que la penúltima la realizó el verano pasado, con un viaje a los Andes de Perú para escalar un monte de 5.164 metros de altura, el Choquezafra, algo más de los 15 que tiene esa aguja de O Pindo.

También ha caminado por los Alpes y, más cerca, protagonizó escenas curiosas como la formación de un árbol de Navidad en el puente del Tambre, entre Noia y Outes, reto en el que incluso participó su hija como cúspide del pino colgante, que entonces tenía unos ocho años. A esta familia sí que le va lo de tal palo y tal astilla.

El domingo ya subo yo a la aguja y se lo cuento luego.