Un motor bien engrasado

CARBALLO

Julio empezó con una empresa de maquinaria agrícola hace 30 años. Sus cuatro hijos siguen su estela en el sector del automóvil en Baio y Carballo

03 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Se respira buen ambiente en la casa familiar de Borneiro. Allí esperan el patriarca del clan y tres de sus hijos. El cuarto, Juan, hace amablemente de guía hasta el lugar desde Baio. En la zona no hace mucha falta un guía para llegar a casa de los Lema. Todo el mundo los conoce.

Llevan tantos años trabajando en el sector de la automoción que son ya, prácticamente, una institución. Y además en expansión.

Cuenta Julio que la aventura de Talleres J. Lemas echó a andar en 1977. «Gustábame a mecánica, sempre me gustou», recuerda. Y de aquel gusto nacería un pequeño taller de tractores y maquinaria agrícola que se inauguró al año siguiente -este año celebran su 30 aniversario- y que seguiría creciendo.

Primero reparaban, después empezaron a vender tractores usados, después se metieron a marcas nuevas -Ebro- y siguieron su expansión hasta convertirse en vendedores de tractores Kioti para toda la provincia de A Coruña, con distribuidores en otras localidades.

Y se empieza por un tractor y se acaba por un coche. El hijo pequeño, Julio, trabaja en Baio en el concesionario de Nissan que la familia puso a funcionar en 1989. Allí venden vehículos nuevos y también usados, especializándose, sobre todo, en todoterrenos.

Pero la expansión empresarial de los Lema no terminaría ahí. Juan está al frente de un concesionario más de una marca diferente. Desde el año 2003 trabaja en Carballo al frente de la Chevrolet.

La hija, Ana, se encarga de la administración de la empresa, mientras Carlos mantiene la tradición inicial y sigue trabajando en los talleres de maquinaria agrícola.

¿Y por qué todos se decidieron a seguir la senda abierta por el padre hace 30 años? «Algo tiñan que facer», dice el patriarca con sano humor en las oficinas del taller.

Julio Lema recuerda anécdotas curiosas de los inicios. Entonces se vendían los tractores de otra manera. No se esperaba en el concesionario a que llegara el cliente. Iba el vendedor a su casa. Y allí se comía y se bebía y pasaban las horas. Dice que en alguna ocasión se pasó la noche entera, hasta que llegó la mañana, lidiando en el noble arte del regateo.

Tiempos de feria

Eran tiempos en que también se hacía negocio en las ferias. Había que exhibirse en un mundo en el que no todos tenían teléfono ni facilidad de contacto. Cambió, cuentan los Lema, para mejor.

En esta época de crisis que parece que toca, los Lema, cuentan, van capeando. Cuentan que en el sector agrícola no se nota. Es un entorno diferente al de la venta de vehículos, un sector estacional. «Cando é tempo da herba aquí estás a tope», dice Julio.

Tras años de expansión, explica Juan que ahora lo que busca la familia es consolidar lo que hay. Pero el patriarca del clan se le nota inquieto en lo empresarial, piensa que es tiempo de ampliar algo las instalaciones de Borneiro.

Durante la entrevista con los Lema revolotea entre ellos una representante de la próxima generación, Uxía, que a sus pocos años se asoma por todas partes y todo lo curiosea. Cuando se le pregunta qué quiere ser de mayor, no duda: policía. «Para poñernos as multas», bromea el patriarca. Pero aún le quedan años para cambiar de opinión y seguir con la tradición familiar.