Crónica | Intriga en Muxía Vecinos de la villa dicen que en la zona se perciben movimientos extraños desde que comenzaron a aparecer los paquetes de cocaína a la deriva
30 oct 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Los cientos de kilos de cocaína que desde hace meses tocan tierra y acaban en manos de la Guardia Civil podrían no ser más que una parte de los que devuelve el mar procedentes de un alijo fondeado en la zona. En lugares como Muxía o Fisterra los fardos son un tema de conversación constante. Ya se habla de ellos como de la lotería. Cada uno de los paquetes de 25 kilos que van apareciendo podrían alcanzar un precio cercano a los 800.000 euros en el mercado. Muchos suponen que la Guardia Civil no se lo ha llevado todo. Este mismo lunes José Julio Montero era protagonista de una extraña historia relacionada con los fardos. El hombre volvía de pescar de Touriñán cuando, cuenta, unos hombres intentaron matarlo por no entregarles unos fardos que, según los asaltantes, estaban en su poder y de los que Montero asegura que no sabía nada. Él escapó, pero los pistoleros tiraron su coche en una cantera cercana a Nemiña, la mina de O Seixo, un lugar en el que, cuentan los vecinos, se han realizado movimientos de tierra en los último días, presuntamente en busca de fardos que alguien pudo ocultar allí. Vecinos de la zona aseguran que también en Bardullas apareció al menos una finca con la tierra removida sin que su propietario conozca los motivos. El caso de José Julio Montero ha puesto de relieve que en la Costa da Morte hay bandas buscando lo que suelta el alijo. El hombre, acusado por agresión por un percebeiro de Muxía una semana antes, asegura que no es un furtivo y que vive de una pensión de 240 euros. También dice que varios desconocidos lo siguieron a él y a su familia durante una semana pidiéndoles una droga que no tenían. Tardó siete días en ir a la Guardia Civil, hasta que le sacaron la pistola. El miércoles contaba en su casa que él era pobre y que de drogas nada sabía. Su mayor miedo era que volvieran a visitarlo los presuntos traficantes aunque, dijo, llegado el caso, se defendería si no lo hacía la Guardia Civil. Tenga o no relación con la existencia de fardos, lo cierto es que los vecinos de las aldeas situadas en el entorno de Touriñán aseguran que en los últimos días hay más Guardia Civil de lo habitual. También aparecen más coches de fuera de la zona. El alijo fondeado parece que ha levantado la codicia. Por el momento, las pistolas ya han salido a relucir.