Un disco puede ser una bomba

Eduardo Eiroa Millares
EDUARDO EIROA CARBALLO

CARBALLO

MILLARES

El baiés Moisés Fariña ganó un torneo de vibraciones musicales en coches con casi 158 decibelios

02 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

El equipo de sonido lleva mando a distancia. Moisés Fariña González lo acciona desde fuera, con la puerta cerrada. El público da un paso atrás, como quien tiene miedo de que estalle una bomba. Por fuera el coche parece un Opel Astra, pero por dentro lleva más watios de sonido que un concierto de Metallica. Precisamente por eso se llevó varios premios en un concurso nacional de música SPL celebrado en Melide el pasado fin de semana. La prueba consistía en medir con un sonómetro las vibraciones emitidas por los equipos instalados en los coches. Eran bajos que emitían unas vibraciones capaces de hacer saltar en unos minutos el parabrisas del coche. Con un disco normal. La música podría oirse a kilómetros de distancia. Si alguien, por error, le diese al botón dentro del coche, es bien posible que le estallasen los tímpanos. O la cabeza, quién sabe. De todos modos no es fácil confundirse de coche: los asientos de atrás están destinados a dos altavoces descomunales que disuaden a cualquiera de viajar con música. El maletero está destinado al sistema de amplificación, y difícilmente cabe dentro un pañuelo. De todos modos Moisés no anda con un arma tan peligrosa por Baio. Una vez ganado el concurso, el equipo se desmonta hasta la próxima prueba. Ahora está trabajando en otra cosa. Su taller es el único en toda Galicia en el que se instala un sistema de inyección de gas nitrógeno para aumentar la potencia de los vehículos. Se adapta a cualquier coche -asegura Moisés-, e inyecta en los motores hasta 140 caballos de potencia más. O sea, que es posible tener un Seat Panda, por ejemplo, con 200 caballos. ¿Quién quiere un Ferrari con estos inventos? Moisés Fariña es un mago de los coches. Eso sí, asegura que los trucos salen muy caros.