En la cabeza de la Tierra

SANTIAGO GARRIDO Enviado especial BIGOUDEN

CARBALLO

La expedición de la Costa da Morte a Bretaña comprueba que, pese a las semejanzas entre ambas regiones, todavía hay mucha distancia Estamos en Pen ar Bed, que en bretón significa «Finistere», con una erre. Para nosotros, es el fin del mundo, pero el sentido que ellos le otorgan desde tiempos inmemoriales es el primigenio: la cabeza de la Tierra, dondo todo empieza, y no donde todo acaba. Una visión acaso excesivamente optimista del mundo en una región en la que la pobreza ha tenido un campo de experimentación milenario. Estamos, pues, en la provincia o el departamento del Finisterre del otro lado, región de Bretaña, ciudad de Penhours, unos, y de Ploneur, los otros: los artesanos de la Costa da Morte que muestran sus productos en una gran feria.

16 dic 2000 . Actualizado a las 06:00 h.

La expedición organizada por la asociación Neria está descubriendo un mundo en el que valen los tópicos: Bretaña está tan lejos y tan cerca a la vez. Lejos, en esas interminables horas de autobús desde París buscando la parte más occidental de la nación gala. Bretaña, y dentro de ella la parte más occidental, está cerca de la Costa da Morte en los paisajes, la escultura, las manifestaciones religiosas y culturales, los restos prehistóricos, la música que eleva el alma y el vello de las extremidades. Los artesanos, dieciséis en total, muestran sus obras en un enorme pabellón y el público acude solícito a su llamada mercantil. No se puede decir que estén haciendo las américas, pero está claro que su mercancía, buena disposición, precios asequibles y calidad del producto, son atractivos que pocos de los 20.000 visitantes podrán negarse a contemplar. Aprendizaje El viaje de Neria, en el que estamos embarcadas 31 personas, es más que todo esto, con ser efectivamente bastante. Es una ocasión para conocer esta pequeña parte del mundo en la que sus gentes comparten problemas y los solucionan antes, quizá por formación histórica de la sociedad a la que pertenecen. Ocasión para aprender, dialogando, las formas de promoción turística de dos paisajes, el local y el de la Costa da Morte, de muchos quilates. En este encuentro cultural todos están aprendiendo a valorar los propio adquiriendo conocimientos sobre lo ajeno. El tiempo siempre escasea. Los alcaldes y autoridades de los municipios que visitamos son amables. Regalan carteras e invitan a todos a sidra. Excelente sidra, por otra parte. Los alcaldes y autoridades bretones se informan de la Costa da Morte, sobre sus museos, las iniciativas y proyectos que llevan a cabo, nos preguntan por los temas de rigor y la jornada va transcurriendo dócilmente, de igual modo que va cayendo la tarde y la noche nos alcanza a las cinco y pico. Es entonces momento de recogerse y conversar sobre lo vivido, los planes para mañana y lo buena que es la gastronomía.