Xavier Fonseca
La concentración de dióxido de carbono ha vuelto a marcar un nuevo récord histórico. El pasado 18 de abril el observatorio de Izaña, en Tenerife, situado a 2.000 metros de altura, uno de los cinco centros del planeta que registran la evolución de los gases de efecto invernadero en condiciones óptimas, ha recogido un valor de 416,7 ppm (partes por millón). «Se eligen lugares remotos que se mantengan lejos de las fuentes de contaminación porque queremos estudiar la atmósfera en su estado más puro.
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Por ello suelen estar lejos de los continentes y además en zonas elevadas», explica Emilio Cuevas-Agulló, director del centro de observación Izaña de la Agencia Estatal de Meteorología. Por primera vez en millones de años la atmósfera contiene más de 416 moléculas de dióxido de carbono por cada millón de moléculas de aire. «La tendencia ha sido claramente ascendente desde el principio. Pero en los últimos años estamos viendo que también se está acelerando. Puede parecer poco pero esa cantidad está generando el calentamiento global. Los cambios imperceptibles en la atmósfera producen grandes efectos», reconoce Cuevas-Agulló.