Acude a pedir ayuda a Cáritas y acaba incorporándose a la entidad: «Desde aquella echo una mano en lo que puedo»

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

NOIA

cedida

Una vecina de Barbanza pasó por serias dificultades económicas de las que pudo salir adelante gracias a la entidad

11 ago 2023 . Actualizado a las 11:36 h.

Ya sea comprándola por internet, en grandes superficies o en establecimientos de comercio local, la ropa no es un bien al alcance de todos los bolsillos. Por el contrario, para los que sí pueden pagarla, almacenarla en casa temporada tras temporada puede convertirse en una carga tediosa, pues hay que reconocer que los cambios físicos y el paso de las tendencias provocan que algunas prendas echen raíces en el fondo del armario.

Para gestionar este desequilibrio entre necesidad y acumulación existen entidades como Cáritas, que en los primeros cinco meses del año recogió en Barbanza un total de 64.095 kilos de ropa.

Desde su sede en Ribeira, municipio con la cifra de donaciones más alta, con 20.085 kilos, Carmen Dios asegura que «o que máis necesitamos é roupa de bebé e para rapaces e adolescentes», y añade que «tamén nos veñen pedindo moitos zapatos, pero iso é difícil porque a xente adoita usalos ata que xa non serven para nada».

El hecho de estar pasando por un mal momento económico no significa no poder estar presentable y a la moda. Este es uno de los principios de la barbanzana, que aparta de los montones a repartir todas aquellas prendas que no estén en buen estado: «A todos nos gusta ir ben vestidos».

Para el hogar

Dios, que lleva más de cinco años colaborando con la entidad, reconoce que otros de los bienes más buscados son los enseres domésticos, como mantas, cubertería o cualquier tipo de elemento fundamental en el hogar. «As cousas da casa son o primeiro que entra e o primeiro que sae», señala.

Imagen de la voluntaria en el ropero de Cáritas de Ribeira Carmen Dios
Imagen de la voluntaria en el ropero de Cáritas de Ribeira Carmen Dios CARMELA QUEIJEIRO

La voluntaria define la capital comarcal como un ciudad solidaria en la que muchas de las cosas que llegan al ropero aún tienen la etiqueta colgando o se encuentran en perfecto estado de conservación: «Son todo cousas modernas e bonitas, non damos para os demais o que non queremos para nós».

No todas las épocas del año permiten vestirse con lo mismo, por eso en esta época estival una de las cosas más buscadas son los trajes de baño para los niños: «As familias sempre piden máis ben para os meniños, os adultos buscan máis a comodidade».

Los interesados acuden a la sede de Cáritas una vez por semana, cada jueves, cuando los voluntarios tratan de atender a la máxima cantidad de gente. A esos repartos asisten algunas caras ya conocidas para los trabajadores del lugar, sin embargo, los más reservados prefieren acercarse en otro momento o pedirle a alguien que les haga llegar a casa las cosas que necesita: «Hai persoas que non teñen vergoña, pero outras precisan un acompañamento especial, algo máis discreto».

Desde la entidad señalan que algunos de los usuarios que atienden son migrantes que llegaron hace poco a Ribeira y se encuentran en una situación económica difícil: «Son xente que chega sen nada e quere traballar para conseguir un futuro mellor».

Por necesidad

La función de la oenegé en estos casos es orientar y servir como vía de adaptación, con el fin de que las familias puedan encontrar cuanto antes sus propios medios para mantenerse: «Hai unha parte da sociedade cunha escaseza máis crónica e outra que acude a nós de xeito máis puntual porque está pasando unha mala racha».

Dios señala que para poder solventar los problemas para vestir es importante que la recogida de ropa se produzca en muchos municipios y que los datos en Barbanza demuestran la gran solidaridad de la comarca.

La buenas cifras no solo se reflejan en Ribeira, con 20.085 kilos recogidos, sino que también se registran en otros municipios como el de Boiro, con 14.030. Rianxo se sitúa en el tercer puesto con casi la mitad, es decir, 7.761 kilos de ropa, cifra a la que se aproximan A Pobra y Noia con 5.643 y 5.276. Les sigue a poca distancia Muros con 5.114.

Por su parte, Outes ocupa el penúltimo puesto con 3.248 kilos dados a Cáritas. Son llamativos los datos de Porto do Son, donde solo se recogieron 200 kilos de ropa a través de los contenedores solidarios de la entidad dada la presencia de otras iniciativas privadas con mayor volumen de donaciones en el municipio barbanzano.

Vecina anónima de Ribeira: «Lo pasé muy mal y quiero ayudar a otra gente como yo»

Hay veces en las que la vida decide enseñar lecciones de la manera más dura y profunda a la vez: hacer que alguien lo pase mal. Así le pasó a Ana (nombre ficticio), una vecina de Ribeira que el pasado mes de octubre tuvo que recurrir a la ayuda de Cáritas debido a su delicada situación económica: «Estaba trabajando en una empresa y me dejaron sin nómina, llamaba y llamaba pero no me ingresaban el dinero».

A este revés en el trabajo le siguieron las presiones de su casero, que empezó a amenazarla con sacarla del piso si no tenía medios para pagar el alquiler: «No sé por qué el dueño me atosigó de tal manera si hasta ese momento había pagado las mensualidades a tiempo».

Empleados de Cáritas explican que la barbanzana no llegó allí pidiendo alimentos o ayuda, sino información. Lo que hicieron con ella fue escucharla, entender su historia y servirle de apoyo emocional: «Ellas me ayudaron dándome alimentos, pero sobre todo escuchándome o dándome información».

Después de una activa búsqueda de empleo, la residente pudo volver al mercado laboral el pasado mes de abril, lo que le permitió estabilizarse y hacer frente al alquiler de su vivienda: «Desde aquella echo una mano en lo que puedo».

Desde ese momento, la barbanzana ha ayudado a la oenegé en todo lo que ha podido, incluso donando ropa de cuando sus hijos eran pequeños. «Lo pasé muy mal y quiero ayudar a otra gente como yo», admite. Para ella, uno no conoce a fondo la organización hasta que no está del otro lado, viviendo en sus propias carnes el hecho de quedarse sin trabajo y necesitar ayuda para poder hacer frente a los gastos básicos.