«Habería que darlle unha medalla aos clientes, xa que moitos viñan para axudar»

Jose Manuel Jamardo Castro
j. m. jamardo RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

El boirense Rafael Saavedra reconoce que la situación es muy delicada y en las próximas semanas decidirá si sigue con el negocio
El boirense Rafael Saavedra reconoce que la situación es muy delicada y en las próximas semanas decidirá si sigue con el negocio CARMELA QUEIJEIRO

Los profesionales barbanzanos echan el cierre con un futuro incierto sobre sus negocios

27 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes era un día triste para los hosteleros de la comarca que aún seguían en pie y, en especial, para aquellos de las localidades de Noia, Ribeira, Boiro y Rianxo, que aguantaban como podían las restricciones más duras impuestas debido al coronavirus. A las 18.00 horas había que cerrar las puertas y los empresarios se apresuraban a recoger y aprovechaban para hacer la lista de aquellas mejoras que esperan llevar a cabo durante las tres semanas en las que estarán parados. Incluso alguno utilizará ese tiempo para meditar si vale la pena seguir adelante.

El empresario Sito Buján, dueño de la cafetería Atalaia de Asados, se resignaba ante la nueva situación. Estaba elaborando una lista con las reparaciones que va a acometer en las próximas semanas. Tampoco entendía mucho este cierre, pues aclaraba: «Se pensan que a culpa desta situación é nosa, están equivocados».

«Só daba para cubrir gastos. Para pagar as facturas tiña que traer cartos da casa»

La hostelería rianxeira solo podía atender en las terrazas. En este sentido, Buján destacó que ellos, al tener un espacio grande al aire libre, trabajaron bastante bien, aunque «solo para cubrir os gastos da Seguridade Social». Lo que más preocupa al profesional no es la vuelta en sí, más bien cómo será, si «con normalidade ou con restricións».

Rafael Saavedra, responsable de la cafetería Kir's en Boiro, lo tenía claro: «Vou pechar, pois servir cafés non compensa. Abrir a porta son 300 euros ao día e non os fas de ningunha maneira». Reconocía en la mañana del martes que no sabía que iba a hacer: «Incluso descoñezo si cando pasen as tres semanas seguirei co negocio ou pecharei definitivamente». Y es que desde diciembre y con solo la terraza, «perdía menos, pero só daba para cubrir gastos. Para pagar as facturas tiña que traer cartos da casa».

 Más control

El hostelero boirense considera que la decisión de la Xunta no es la más acertada, pues en los bares «a xente está máis controlada, pero ao pechar nós, vai a meterse nas casas». El ribeirense Juan Blanco, de la cafetería Golfox, resaltó que baja la persiana ya que «non merece a pena ter aberto con comida para levar pois non temos clientela para iso, así que o mellor é esperar».

Desde el 17 de diciembre, los bares de Ribeira solo podían servir en las terrazas. Blanco reconoció que así era «moi difícil» trabajar, pero iban «superando as dificultades, aínda que o tempo non acompañou. Habería que darlle unha medalla aos clientes, xa que moitos viñan para axudar e a darnos ánimos, a pesares do frío e da choiva». La incertidumbre es ahora mismo su compañera: «O futuro véxoo negro, pois non sabemos o que vai pasar».

El gerente del bar Tamara, en Noia, Marcos Creo, destacó que el cierre es un duro golpe a un colectivo que ya estaba en una situación muy delicada: «Nós non queremos axudas, só traballar». El regreso es una incógnita, ya que no sabe «como vai ser. Si será normal ou con limitacións. A ver que pasa».