Una de las esculturas que componen la muestra «El diablo, tal vez» sobre el mundo de Brueghel, en el museo de Bellas Artes de Asturias de Oviedo.
Una de las esculturas que componen la muestra «El diablo, tal vez» sobre el mundo de Brueghel, en el museo de Bellas Artes de Asturias de Oviedo.

En esta vida solo sé dos cosas a ciencia cierta, que el mal existe y que el Real Madrid va a seguir ganando copas de Europa

09 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días escuché la reflexión de un reconocido periodista acerca de la figura del mal. Esa que desde el inicio de los tiempos se ha ido personificado con el nombre de Belcebú, Atila el Huno o Luis Figo, dependiendo de la época y de las principales preocupaciones de cada quien.

Yendo al grano, la conclusión que llamó mi atención rezaba lo siguiente: «En esta vida solo sé dos cosas a ciencia cierta, que el mal existe y que el Real Madrid va a seguir ganando copas de Europa». Estando totalmente de acuerdo en ambas apreciaciones, hay una ley universal todavía más rotunda que esas dos. La estupidez existe y es contagiosa.

En cada esquina abunda, independientemente de si nos movemos por mar o por montaña, en campo o en ciudad. Ignorantes hay en todos lados y parece que entre ellos se entienden bien.

La falta de educación y la degeneración social que en los últimos años se ha apoderado de España es buena muestra de ello. Pero lo cierto es que más tontos somos los que le damos a estos individuos un micrófono y la posibilidad de subirse a un atril a promulgar su imbecilidad.

A la hora de ver las consecuencias, nadie tarda en llevarse las manos a la cabeza. La violencia en las calles, la crispación y el auge de delitos de todo tipo no es más que el resultado de la sociedad que entre todos nos hemos esforzado en crear.

Y, de todo esto, también tiene parte de culpa el mal. Estoy convencido de la existencia de gente perversa que lo es de forma intrínseca, pero más lo estoy de que si juntamos a un malo con mil estúpidos el resultado de la suma no va a ser otro que mil y un malos.