Salvar a la hostelería

Ramón Ares Noal
Moncho Ares BARLOVENTO

BARBANZA

08 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho se especula con la difícil situación que está atravesando la hostelería en Barbanza. Los «expertos» se prodigan culpando al cambio de hábitos sociales forzados por las restricciones de los peores momentos de la pandemia que, primero, obligaron a cerrar los locales; luego, permitieron habilitar la mitad del aforo de las terrazas, para posteriormente ampliarlo, antes de autorizar poco a poco el acceso al interior... cuando no había una marcha atrás por el repunte de contagios, y vuelta a empezar.

No le falta razón a quién relaciona la crisis con los vaivenes del coronavirus, pero también tiene que ver con los ERTE y suspensiones de actividad derivados de la pandemia y que obligaron a muchos empleados a buscar otras ocupaciones, a la espera de la reapertura de los locales, y descubrieron puestos de trabajo alternativos que, además de salarios similares, les permitieron mejorar su calidad de vida, y ahí se quedaron.

Hay quién considera que la escasez de personal está ligada a los bajos salarios y horarios leoninos, y es posible que tenga algo de razón, pero a favor de los empresarios del gremio hay que apuntar que, en muchísimos casos, dieron empleo a personas con una baja o ninguna cualificación a la que incluso tuvieron que formar cuando la hostelería era una tabla de salvación en tiempos en los que escaseaba el empleo.

Quien es profesional de un gremio, generalmente está bien pagado y no se cambia, por muchos cantos de sirena que escuche.

Que nadie se engañe, porque la desaparición de establecimientos hosteleros es un lastre para toda la economía, y si no, al tiempo.