Parques eólicos marinos

BARBANZA

Imagen de archivo de un parque eólico marino
Imagen de archivo de un parque eólico marino

10 feb 2022 . Actualizado a las 05:05 h.

No son gigantes, sino molinos de viento». Pero quizás viendo los molinos de más de 200 metros de altura sobre el nivel del mar que se pretenden instalar en nuestras costas (las torres de la catedral de Santiago tienen 74 metros), el pragmático Sancho Panza no tendría más remedio que aseverar con Don Quijote que eran gigantes «aquellos que allí ves, de los brazos largos con quien pienso hacer batalla…»

Acabo de leer con detenimiento las 43 páginas con que la Asociación Empresarial Eólica (AEE) intenta convencernos acerca de las ventajas de los molinos marinos que se pretenden instalar, de momento, en la plataforma del litoral noroeste. A través de la lectura de la exhaustiva explicación del extenso texto se pueden deducir los temores de la asociación acerca de los perjuicios que tal instalación pudieran ocasionar. Poniéndose la venda antes de la herida, o como el latinajo excusatio non petita, accusatio manifesta, la AEE pareciera querer anticiparse a los temores que los ribereños y pescadores comparten ante esa, al menos, incierta actividad industrial en la plataforma marítima.

Nos pretenden convencer de que las plataformas flotantes que se instalarían en profundidades superiores a los 60 metros, producirán los siguientes efectos positivos:

1.- Efecto positivo sobre el patrimonio cultural marino y su biodiversidad.

2.- Que el impacto acústico submarino «es claramente inferior a los umbrales de seguridad»... «y el riesgo de causar daños a peces y mamíferos es insignificante» (sic) Si no que se lo pregunten a los portugueses.

3.- «Efectos visuales positivos altamente valorados por la población de la zona y por los turistas que la visitan». ¿En serio?

4.- «Altamente positivo para la pesca, debido al efecto reserva que suponen los parques eólicos marinos».

Este punto merece capítulo aparte. Al hablar del impacto sobre la pesca, nos tratan de decir como tenemos que pescar: no al arrastre; no a largos palangres de fondo; no a largar aparejos de profundidad; no a fondear en ciertos lugares, etc. Y por si pensamos que la industria eólica no se preocupa por el sector pesquero y su sostenibilidad e innovación, nos brindan la siguiente perla: «La pesca sostenible (…) evita la sobreexplotación de los mares (…) respeta los hábitats marinos y garantiza que las personas que dependen de la pesca, puedan mantener su nivel de vida». ¡Vaya! Es que, a lo mejor, no nos habíamos dado cuenta…

Y, por si la propaganda se quedase corta, nos meten un corta pega diciendo que estudios sesudos llegaron a la siguiente conclusión: «Hay que dar prioridad a la eólica marina por delante de la pesca».

Ante tanto favor que pretenden hacer a la actividad pesquera, ¿saben que les digo? Hagamos caso a la Eurocámara y potenciemos los nuevos sistemas de energía nuclear. Pensemos en lo bien que les va a Francia y a China. Sí, sí, también a China. Demasiadas ventajas las que nos quieren vender con la eólica marina.