Persistencia

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla BARRIO DEL PIGNETO

BARBANZA

Álvaro Ballesteros

06 dic 2021 . Actualizado a las 15:47 h.

Que «el genio se hace con un 1 % de talento y un 99 % de trabajo» lo dejó escrito Albert Einstein. El obsesivo padre de André Agassi descifró que para que su hijo llegase a tenista profesional debía golpear un millón de pelotas al año. Ni una menos. Woody Allen escribe una página al día, sin excepción. No hay nada que lo desvíe. Son 365 al año, más que suficientes para otra película. Ha dirigido 55.

Después de que Bruce Springsteen firmase su contrato con Columbia Records, la discográfica más importante de Estados Unidos, se topó con dos discos que fueron un rotundo fracaso. Pensó que estaba acabado. Grabar el tercero le llevó 14 meses, seis de los cuales dedicó exclusivamente a escribir y componer la canción que daría nombre al LP, Born to run. No corrió, voló. Se convirtió en The Boss.

En la pared del vestuario de los San Antonio Spurs está escrito el siguiente texto: «Cuando nada parece ir bien, visito al cantero. Este hombre golpea la roca con su cincel y su martillo hasta un centenar de veces sin hacerle siquiera una grieta. Sin embargo, al dar el siguiente golpe, la roca se parte en dos. Sé que ese no fue el golpe que la rompió, fue la suma de todos los golpes que dio anteriormente».

En la sociedad de la gratificación instantánea, de la dopamina barata de las redes sociales, del fast food y del «todos somos víctimas», una parte de la sociedad ha convertido el sacrificio en un enemigo a erradicar. Se equivocan quienes creen que se puede llegar a la meta sin constancia. No hay recetas mágicas. No hay premio sin perseverancia. 

Lo supo mejor que nadie Benjamin Franklin: «Un camino de mil millas comienza con un paso». Y sobre todo, Víctor Hugo: «La mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia». En el mundo real no reparten medallas al que abandona la prueba. A pesar de las modas.