Una práctica extendida y arraigada, pero ilegal

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez NOIA / LA VOZ

BARBANZA

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tradicionalmente, en lugares tan vinculados al mar como Barbanza la relación de los vecinos con el medio marítimo-terrestre ha sido muy próxima, y eso se ha llevado también al aparcamiento. La práctica de dejar el coche cerca de unas rocas que son punto de encuentro habitual de pescadores o pegado a la arena para dar un paseo por la orilla en un soleado día de invierno está profundamente arraigada, pero hay una norma, la Ley de Costas de 1998, que lo prohíbe.

¿Qué es el dominio público marítimo-terrestre?

El dominio público lo constituyen la zona marítimo-terrestre, la ribera del mar y de las rías, las playas, las aguas interiores, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, acantilados, marismas y humedales. La Ley 22/1998 de Costas es la que define y regula estos bienes para garantizar su protección y su uso público.

¿Recoge la norma la prohibición de aparcar en territorio de Costas?

Sí, y lo hace además de manera expresa. En el punto quinto del artículo 33 de la ley del 98 se establece que «quedarán prohibidos el estacionamiento y la circulación no autorizada de vehículos, así como campamentos y acampadas».

¿Cuál es el castigo para quienes infringen este precepto?

Una sanción. La normativa estatal define dos tipos de infracciones, leves o graves, y dejar el coche en el dominio público se encuadra en las segundas, lo que supone para el titular del vehículo una multa de 150 euros si el personal del servicio de vigilancia de la Demarcación de Costas pasa por allí. En caso de acampada, la ley establece una sanción mínima de 40 euros por metro cuadrado y día.

¿Son acumulables las sanciones?

Sí. El texto legal establece que, en caso de que una persona cometa varias faltas del mismo tipo, «se impondrán tantas sanciones como infracciones se hubieran cometido».

¿Cómo puedo saber si estoy en terreno de dominio público?

La línea de Costas es imaginaria, pero en algunas zonas costeras existen amojonamientos que delimitan el espacio público.