Un faro con luces y sombras

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El edificio de Corrubedo, bastión turístico, es también punto de desgracias

08 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Corrubedo en general y su faro en particular son uno de los sitios más bonitos para visitar en la comarca y, por qué no decirlo, en toda Galicia. Las vistas, la singular torre luminosa, el mar rugiendo con furia, los atardeceres... A ese paraje presidido por el edificio luminoso no le falta ningún ingrediente para ser un referente turístico. De hecho, lo es. Incluso son muchos los vecinos que, aún conociendo bien el sitio, se pasan de cuando en vez para recrear la vista en esas olas que rompen contra las piedras como si quisiesen destrozarlas. Pero, desafortunadamente, y como pasa en otros muchos lugares, el faro no solo trae buenos recuerdos. En la memoria de muchos vecinos están también las sucesivas desgracias ocurridas en el entorno. Unos sinsabores que florecieron en estas jornadas a raíz del accidente mortal del día 1.

Con el faro se relacionan desgracias de distinto tipo. Por una parte, los accidentes de tráfico. El ocurrido el día de primero de año, en el que falleció un joven de 21 años, es el segundo siniestro mortal de los últimos tiempos. En el 2006 tuvo lugar otro. Algunos residentes recuerdan más percances de tráfico e incluso reclaman que se pongan badenes para evitar que los coches puedan alcanzar una velocidad grande por la carretera que conduce al faro. «Non queremos que a xente veña aquí a matarse», afirmaba ayer contundente un vecino de Corrubedo.

El faro, tristemente, también salió a relucir a cuenta de un suceso que, quince años después, sigue conmocionando a toda Galicia. Ahí fue donde apareció el coche de María José Arcos, una mujer de la que nunca más se supo. Y que se sospecha que fue asesinada. Por si con esto fuese poco, en las cercanías del edificio también hubo naufragios, como el del Volverán.

Distintas historias

Todo ello incluso hace que algunas personas hablen de una leyenda negra relacionada con este faro. Pero a historiadores o escritores de Ribeira no les suena. Antonio Ventoso Mariño cuenta que lo que sí hay es una historia recogida por Cuevillas sobre las dunas. Explica que ahí moraban una especie de demonios que se vestían de moinantes e iban a las ferias a atraer a agricultores. Luego los metían en una especie de cueva y los mandaban al infierno. Tras muchas plegarias se consiguió que los ángeles enviasen unas dunas, que se supone que taparon la maldita cueva. Por su parte, el historiador Daniel Bravo publicó en un libro un dicho popular que en su día recogió Carvallo Calero y que dice: «Faro de Corrubedo, co teu ollar largacío, ai amor métesme medo». Y Fernando Vilariño, vecino del lugar y también estudioso de su historia recuerda la que a buen seguro es la anécdota más curiosa de este faro. Resulta que, para que su luz no se confundiese con la del de Sálvora, se le cambió la iluminación blanca por roja. Entonces empezó a decirse que se trataba de un faro comunista.

En fin, que hay historias tanto bonitas como oscuras que contar de este rincón mágico de Corrubedo. Como suele ocurrir, todo depende del prisma con el que se mire. Lo que está claro es que, por lo bueno o por lo mano, el faro es todo un emblema tanto para los vecinos de las tierras de las dunas como para el resto de la población ribeirense.