La iglesia contra Samaín

Juan Ordóñez Buela

BARBANZA

10 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La celebración del Samaín no agrada a la jerarquía eclesiástica ni a las organizaciones educativas católicas, que lo ven como un peligro para los más pequeños, introducido por el veneno del consumismo. La oposición católica a que esta fiesta de origen celta arraigue en las escuelas arrancó con unas declaraciones del director de la comisión episcopal de liturgia de los obispos españoles, quien puso en duda su carácter pedagógico. Después se sumaron profesores de religión y la asociación de padres católicos, y la patronal de las escuelas católicas afirmó que la fiesta popularizada por el cine y la televisión no llegará a sus aulas.

Celebrar Samaín es «contradictorio» con la fiesta católica de Todos los Santos y la de Difuntos. Es más, «por razones pedagógicas» pidió que se evitara que los niños lleven disfraces con «signos que no son educativos para su edad» y que han venido de la mano del «consumismo u ocultismo». «Cuando fallece un ser querido se procura que los niños no estén delante del cadáver, mientras que en esta fiesta, basada en el miedo, la muerte, muertos vivientes, magia negra y monstruos, se disfraza a los menores empleando todos estos elementos». «¿Qué idea la de la muerte queda en el corazón del niño que se ha disfrazado de calavera y ha estado jugando con la muerte? La muerte no es un juego ni una fiesta para divertirse un día al año».

El representante de la Conferencia Episcopal se mostró partidario de «dar a Samaín un sentido cristiano, ya que se celebra el día en el que la iglesia católica hace memoria de todos los que gozan en el cielo contemplando al Señor. La confederación católica de padres de familia y padres de alumnos lo calificó de «una fiesta de importación que aporta poco» y «ha colonizado la cultura gallega en detrimento de la de Todos los Santos. Los centros privados de confesión católica explican «más y mejor» el sentido cristiano de vida y muerte.

La patronal de los centros católicos quiso aclarar que, aunque Samaín se ha convertido en una fiesta gallega, conocida universalmente como Halloween, no entrará en sus aulas porque no tiene que ver con la tradición cristiana. Ante el auge de su implantación, la federación española de religiosos de enseñanza y centros católicos apostó por transmitir a los alumnos el sentido de la fiesta de Todos los Santos y la importancia de respetar, preservar y promover la tradición católica. Pero precisó que, fruto de la autonomía de los centros, algunos están usando «pedagógicamente» Halloween «para explicar la cultura anglosajona». La asociación de profesores de religión abogó por no darle tanta importancia en las aulas a Samaín, argumentando que no forma parte de la cultura gallega y relacionó la popularización de la fiesta entre los jóvenes con «una cuestión de rebeldía, esnobismo y un querer romper con las tradiciones», por eso la Iglesia está contra Samaín.