Provechosa jornada de pesca

M. X. Blanco mariajose.blanco@lavoz.es

BARBANZA

04 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Poco más provechosa podía ser la jornada de pesca en la que se embarcaron hace unos días tres ribeirenses. Y es que regresaron a puerto con nada más y nada menos que 170 piezas. Los aventureros que lograron esta hazaña son José Antonio Ventoso Mariño , conocido más que como experto en las lides de la caña y el sedal por sus facetas de político y profesor; Manolo García , carnicero de Oleiros; y el padre de este, José García , al que el tiempo libre que tiene desde que está jubilado le permite dedicarse a esta y otras aficiones. Pues bien, como tantos otros días, los tres intrépidos pescadores, ataviados para la ocasión y armados con sus mejores cañas, se lanzaron al mar, concretamente a tres de sus puntos favoritos: As Teiláns, A Forcada y Os Covos, todos ellos situados en la parte exterior de Corrubedo. Allí, tras varias horas de trabajo, lograron hacerse con sargos, maragotas, fanecas y hasta un pinto de tres kilos de peso. Sin duda, una buena forma de capear el temporal en estos tiempos de crisis. Por cierto, quienes quieran probar suerte, deben saber que la única clave, según Ventoso Mariño, está en empezar la jornada cuanto antes: «Para pescar hai que madrugar». En su caso, se pusieron en marcha a las siete y media de la mañana. Aunque para pescar, y sobre todo para conseguir una captura así, hay que tener técnica y horas de experiencia, lo cierto es que es un deporte mucho más relajado que el que practican otros vecinos de Barbanza. En Boiro, por ejemplo, hay un grupo de amantes de la bicicleta que integran la peña ciclista Os Chans do Barbanza. Una de sus especialidades consiste en organizar rutas, con el fin de practicar su deporte favorito descubriendo nuevos lugares y compartiendo una jornada entre amigos. Buena parte de estos recorridos tienen como escenarios Barbanza pero, en algunas ocasiones, los boirenses se lanzan a hacer kilómetros más allá de las fronteras de la comarca. La última aventura en la que se embarcaron consistió en hacer una de las múltiples rutas jacobeas que hay, en este caso la comprendida entre Portomarín y Santiago de Compostela. La experiencia se llevó a cabo el 26 de septiembre, bajo un sol de justicia y unas temperaturas elevadas. Con el presidente de la peña, Antonio Rodríguez a la cabeza, fueron una veintena los ciclistas que se animaron a cubrir los casi cien kilómetros que separan ambas localidades. Por cierto, a las puertas de la Catedral compostelana recibieron numerosas felicitaciones.