EL DIÁLOGO
01 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.La comparecencia ante el juez de el etarra Harriet Iragi fue tensa desde el principio. _Juez: Siéntese. _Etarra: No me voy a sentar porque voy a estar muy poco tiempo aquí y no voy a responder a ninguna pregunta. _J: ¿Cuál es su nombre? _E: ¿Para qué me lo pregunta si lo tiene ahí apuntado? Tras una corta intervención de carácter político, el juez ordena a Iragi que abandone el despacho. _E: Cuando vaya esta tarde al funeral del asesinado diga a sus compañeros que usted va a ser el próximo objetivo. El juez, que no había oído al detenido porque se encontraba ya en la puerta de su despacho, pide a su secretaria que repita lo que había dicho y ordena que Iragi que regrese. _J: ¿Es cierto que ha dicho que soy un objetivo de ETA? _E: A buen entendedor pocas palabras bastan. Habiendo muerto un fiscal y ayer un magistado del Supremo, siendo usted juez de la Audiencia Nacional, pues qué espera. Está claro que vosotros también sois el objetivo. _J: Mire usted, por mi condición de juez y porque está esposado y herido, si no ahora mismo le daba dos hostias. No tolero que en mi despacho nadie me amenace de muerte. ¿Se ratifica usted en lo que ha dicho? _E: No diré nada más.