A dos velas: «A canto imos ter que cobrar un café para poder compensar tanta subida?»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Los disparados recibos de la luz son un nuevo golpe para la hostelería arousana

25 ene 2022 . Actualizado a las 11:47 h.

Los fabricadores de hielo están desapareciendo de muchos establecimientos de hostelería de Arousa. Esa máquina, hasta ahora habitual en los locales, es una víctima colateral de las continuas subidas de precios a las que tiene que hacer frente el sector. «Consume un montón e hai empresas que venden o xeo xa feito. Sae máis barato comprarllo ao camión», explican los hosteleros que han renunciado a él. Esa renuncia, dicen, es una de las medidas que muchos están tomando para intentar rebajar la factura de la luz. Y ni siquiera así lo logran: los últimos recibos recibidos han vuelto a poner los pelos de punta a quienes llevan la gestión de negocios de este tipo.

El Pé de Cuba, en Vilanova, abrió en el año 2018. Su propietario, Diego Nogueira, ha estado haciendo cuentas y el resultado, por desgracia, no le ha sorprendido. «Tomé como referencia la segunda mitad del año 2018 y la comparé con la segunda mitad del 2021. A mí la factura de la luz me subió un 72 %», señala. Los recibos, relata,«pasaron de ser de 800 euros a ser de 1.400».

No es el único al que los números le salen desorbitados. En el bar Fina Viñas, en A Illa de Arousa, los recibos de la luz han engordado considerablemente desde el mes de octubre. «De pagar 500 euros pasamos a pagar 900. ¿De dónde sacas eso?», dice José Muelle, el responsable de este histórico establecimiento. Él, como otros locales, decidieron entonces incrementar los precios que cobran a sus clientes. Pero esos incrementos no sirven para equilibrar la balanza de los gastos y los ingresos.

«A canto se supón que teño que cobrar un café para compensar as subidas todas que estamos tendo?». La pregunta la formula Fernando Rial desde detrás de la barra del Galeón Vikingo, en Catoira. Él se resiste a subir los precios de las consumiciones. «Se lle subo o que lle tería que subir, quedo sen clientes. A xente está a pasalo mal», comenta. En su caso, explica, la factura de la luz ha crecido de forma considerable, y eso que ha estado cerrado varios días y que el horario de trabajo es reducido.

«Cando volva a normalidade vaise notar aínda máis», señala, aunque reconoce que «as lámpadas son o que menos consume. O que tiran son as neveiras, a cafeteira, o lavalouza... Cousas das que non podes prescindir, porque as bebidas non llas podes servir quentes aos clientes». Ese es un argumento inapelable, en el que coinciden todos los establecimientos consultados: hay una larga lista de máquinas que tienen que estar encendidas, incluso aunque el local esté con la puerta cerrada al público.

La luz es el último golpe que acusa la cuenta de los negocios hosteleros. Porque estos establecimientos, que llevan dos años sujetos a una normativa cambiante, a limitaciones horarias y de aforos, han tenido que hacer frente a la subida generalizada de precios en la que está inmerso el país. «Ha subido mucho la luz, pero es que ha subido mucho todo», comenta José Muelle. «¿De dónde lo sacamos? Nos quedamos sin margen», señala este empresario. Desde el Pé de Cuba, Diego Nogueira sostiene el mismo argumento. «Yo subí hace meses el café diez céntimos. Pero no lo hice por la luz, lo hice porque el kilo de café me había subido dos euros», señala este empresario. También retocó algunos otros precios, sobre todo de los menús, porque «por ejemplo, el aceite de girasol para las freidoras subió un 60 %», se lamenta. Y así todo.

Auguran los hosteleros consultados por La Voz de Galicia que en los próximos meses se va a producir una cascada de cierres de locales. Muchos están muy debilitados tras dos años duros, extremadamente duros, en los que han tenido que inventarse y reinventarse, y donde se han visto privados de la posibilidad de «trabajar con un margen de previsión, porque lo que hoy te cuesta una cantidad, mañana te cuesta otra distinta». «Va a haber mucha gente que no aguante mucho más; los negocios están muy tocados».