Don Dositeo, a punto de cumplir cien años: «Xubilarme? Cando o diga o de arriba»

Bea Costa
bea costa RIBADUMIA / LA VOZ

RIBADUMIA

Mónica Irago

Nunca pensó tener que vivir con la mascarilla, pero, pese a la pandemia y a la edad, el sacerdote sigue dando misa. Y se apunta también a Internet

24 ene 2024 . Actualizado a las 12:04 h.

Al sacerdote Dositeo Valiñas, Don Dositeo, no le gustan los protagonismos. Cree que ya ha salido suficientemente en la prensa, pero es que cien años no se cumplen todos los días, y menos dando misa, argumentamos. De modo que, a falta de cinco días para su aniversario (el 7 de febrero) nos recibe amablemente en su casa para charlar un rato sobre tan importante efemérides. Salvo imprevistos, el domingo no faltará a la misa del mediodía, la misma que lleva oficiando desde hace 76 años, cuando llegó a la parroquia desde su Cerdedo natal.

Después de tanto tiempo y de tantos avatares se siente un ribadumiense más, no en vano fue declarado hijo adoptivo por el Concello y luce con orgullo en el salón de su casa la banda conmemorativa del partido de la Copa del Rey disputado hace dos semanas entre el Ribadumia y el Cádiz. No falló en este día histórico y espera poder seguir participando de la vida social de su pueblo mientras la salud se lo permita, aunque sea en la silla de ruedas a la que recurre para salir de casa. Hace una década todavía conducía su propio coche, un Peugeot 205 con el que se desplazaba entre sus dos parroquias, Ribadumia y Leiro. Hoy necesita que lo lleve Moncho -cuya familia le asiste y vive con el sacerdote en la rectoral- y de la ayuda de seglares a la hora de dar la misa, pero él es el único que puede consagrar y lo sigue haciendo. ¿Hasta cuándo? «Cando o diga o de arriba», responde con una sonrisa. El obispo le da libertad de elección y él, mientras se sienta con fuerzas, quiere seguir casando y bautizando a las terceras y cuartas generaciones de las familias que conoció hace 75 años.

Dositeo Valiñas es memoria viva de Ribadumia y mantiene la lucidez intacta para recordar, por ejemplo, como fue aquel órdago que le lanzaron para construir en terrenos de la iglesia el antiguo campo de fútbol. El oído y el discurso ya no son tan fluidos como antaño, pero al sacerdote se le va gusto a la hora de conversar con dos periodistas desconocidas y parapetadas tras las mascarillas. «Nunca pensei ter que vivir con isto», comenta cuando le preguntamos sobre la pandemia, «pero cantas cousas vin que nunca pensei ver», apostilla. Y aquí esta, testigo de una época en la que hay que ir a la iglesia con la nariz tapada y aforos reducidos, dispuesto a afrontar lo que venga y hasta con entusiasmo. «Aínda penso entrar en Internet», nos responde cuando sacamos el tema de lo que ha cambiado el mundo con las nuevas tecnologías y demás modernidades. «Agora vívese mellor do que eu vivín, hoxe hai abundancia de todo e, a pesares de todo, nunca estamos contentos». Un modo de vida, el del siglo XXI, que provoca, por ejemplo, que no haya relevo para curas como Don Dositeo, quienes siguen al frente de sus parroquias pese a su avanzada edad. En su opinión y en contra de los que algunos creen, eso no se arregla dejando que los sacerdotes se casen. «Ese é un problema de fe, de indiferencia, de que pásase de todo», señala. Él, desde luego, no pasa. Lee a diario la prensa, lo cual lo mantiene informado de la actualidad del país y de su entorno más cercano. La Voz de Galicia está entre sus periódicos de cabecera y lo despliega gentilmente junto al café de las cuatro de la tarde a la hora de recibirnos. Quedamos emplazados para el 105 cumpleaños.