Los otros «zoos» de Pontevedra

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

O GROVE

Julio Alberto Seoane  y su hija Ariadna, en las instalaciones que disponen en Mosteiro (Meis).
Julio Alberto Seoane y su hija Ariadna, en las instalaciones que disponen en Mosteiro (Meis). mARTINA mISER< / span>

En la ciudad del Lérez hay censadas media docena de colecciones zoológicas privadas, mientras que en la totalidad de la provincia ya rondan el medio centenar

22 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando un pontevedrés piensa en un zoo irremediablemente la mente le lleva a las instalaciones ubicadas en el monte de A Madroa -VigoZoo-. Lo que pocos se imaginan es que, al margen de los otros dos parques de especies animales censados por la Consellería de Medio Ambiente en la provincia de las Rías Baixas -los acuarios de O Grove y del Museo do Mar olívico-, en Pontevedra están registrados cerca de medio centenar de colecciones zoológicas privadas.

Se trata de espacios, según recoge la normativa autonómica gallega relativa a los núcleos zoológicos, que albergan ejemplares de animales «con fines científicos, culturales, recreativos o para su reproducción, recuperación, adaptación o conservación». Los requisitos son muy rigurosos. Ya no solo se trata de disponer de un espacio habilitado para especies que habitualmente viven en estado salvaje. Es que, a las autorizaciones municipales y autonómicas, le siguen inspecciones de Medio Ambiente, veterinarias, del Seprona... Además, entre otros requisitos, tienen que tener establecido un protocolo específico para la eliminación de excrementos y desechos, así como de los propios cadáveres de los animales que pudieran morir.

De este modo, de las 42 colecciones censadas en la provincia, media docena están ubicadas en el término municipal de Pontevedra. Habitualmente, la parte más complicada es el coste de mantenimiento, una circunstancia que la gran mayoría revierte con ingresos procedentes de exhibiciones, venta de crías o, incluso, mediante la realización de anuncios, documentales o cualquier otro producto audiovisual.

En el caso de la asociación Cetregal, en Mosteiro (Meis), su presidente dispone de aves y mamíferos de pequeño tamaño que han participado en charlas divulgativas y exhibiciones, así como ha habilitado instalaciones para fomentar la reproducción en cautividad. En este punto, al igual que le está ocurriendo a otros muchos criadores, ha observado como están proliferando los anuncios de venta por Internet.

Además de reducir los precios, algunos criadores han alertado de que, en ocasiones, no está lo suficientemente claro si los cachorros o los polluelos tienen toda la documentación en regla. De hecho, el Seprona ya ha tenido que intervenir en Pontevedra ejemplares cuyos propietarios carecían de papeles que garantizasen la legalidad de su procedencia.

«Y eso si tienes éxito al criar, que tampoco es matemático -señala Julio Alberto Seoane, presidente de Cetregal-. No es producir seis puertas que ya tienes vendidas. En Internet puedes encontrar un Harris por 250 euros y si te pones a hacer números... Con lo que te cuesta el alimento, prácticamente lo comido por lo servido. Además, si tardas en vender y tienes seis pollos, su alimentación sobrepasa lo que realmente sacas», explica.

Convivir con fauna salvaje

La reproducción en cautividad de animales que habitualmente se encuentran en estado salvaje es complicada, tanto que los propietarios evitan todo contacto humano con las aves en celo. En algunos casos, se ha optado por colocar cristales similares a los que aparecen en los interrogatorios de las películas de policía, de tal modo que el criador pueda realizar un seguimiento sin que los animales se percaten de su presencia. Y para alimentarlos, «le damos de comer por medio de un tubo para no tener que entrar en la cámara de cría», apunta Julio Alberto Seoane.

Los núcleos zoológicos no son, en todo caso, los únicos centros de reproducción que existen en Pontevedra. Si Medio Ambiente tiene censados tres centros de cría en la ciudad del Lérez, esta cifra se incrementa hasta los 37 en el global de toda la provincia.

Estos establecimientos, normalmente, tienen exclusivamente un perfil comercial, ya que se busca que los ejemplares se reproduzcan para posteriormente vender las crías a terceros. En todo caso, las fuentes consultadas destacaron que contribuyen al fomento y mantenimiento de distintas especies animales.

Íntimamente relacionados con estos centros se encuentran la docena de tiendas de animales registradas en Pontevedra -en todas las Rías Baixas hay censados más de un centenar-, mientras que lo que parece que aún no han despuntado como negocio son los centros de acicalamiento. En la capital provincial solo se tiene constancia de un local dedicado a lo que la normativa autonómica define como tratamiento higiénico, cuidado y otras actividades afines de los animales.

Cuatro escuelas de adiestramiento

En ocasiones, no solo es suficiente con pagar una determinada cantidad de dinero para hacerse con una mascota. Son muchos los nuevos propietarios que, solo tras abonar el precio de un animal, normalmente un perro, asumen la responsabilidad que han adquirido. Y es que, como refieren desde Unioncan, en Barrantes (Ribadumia), «como han nacido para vivir entre perros, la única manera de que el animal aprenda a vivir sin problemas con las personas es recibiendo una educación que tenga en cuenta su forma de conducta originaria». En la provincia, son cuatro escuelas dadas de alta en los registros de la Xunta de Galicia, ninguna de las cuales está ubicada en el término municipal de Pontevedra.