Como en casi todas las empresas del ramo, la pandemia ha tenido una cara y una cruz. Los cierres «fueron muy duros», pero sirvieron para que la gente volviese a mirar al comercio de la esquina. Ante la imposibilidad de acercarse a Pontevedra, Vigo o Santiago debido a las restricciones a la movilidad, los cambadeses regresaron, y los más jóvenes descubrieron, las ventajas que conlleva comprar al lado de casa.
Las Navidades del 2020 fueron excelentes; las del 2021 no tanto, pero el sector de la moda no se rinde y sigue peleando contra una pandemia y contra la competencia que supone Internet y las grandes superficies. Como la torre de San Sadurniño de la que toma su nombre, Sansatur no se doblega.