Ni instituto, ni comida... Nicky Jam

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

Los estudiantes faltaron a clase y madres y abuelas dejaron su quehaceres domésticos de lado para hacer cola y lograr una entrada para el concierto estrella del Albariño

06 mar 2020 . Actualizado a las 21:33 h.

Estaba claro que la venta de entradas para el concierto que Nicky Jam dará en Cambados en el Albariño iba a causar cierto furor. Había 400 que se iban a vender entre los empadronados en la localidad al precio de 15 euros más gastos de gestión. Y aunque se esperaba que se levantara cierta expectación, nadie se esperaba tal movilización. Los más jóvenes aprovecharon la jornada de huelga en los institutos para madrugar y asegurarse las entradas. Madres y abuelas, por sus parte, formaron toda una infraestructura de apoyo que surtió de bocadillos, sillas, mantas y hasta bebidas calientes a los que esperaban, cuando no hacían también la cola. Dejaron todo de lado. «Eu hoxe xa non fago de comer, que non me vai dar tempo», reconocían varias de las que esperaban.

«Quedamos un grupo de amigos a las siete en la escalinata del asilo», contaba Jorge Fariña que, junto con Lucía Abal, Claudia Silva y Roi Rodríguez fueron los primeros en llegar a las puertas de Exposalnés, recinto en el que salían a la venta las entradas. Todos tiene entre 14 y 15 años y ninguno se confiesa un gran fan del artista. «Pero por un famoso que viene a Cambados hay que ir», contaba Jorge. Llegaron con lo puesto, pero sus familiares les fueron surtiendo con mantas y sillas. «Mi madre está a tope con nosotros, nos vino a traer las sillas y la comida», contaba otra de ellas. Un poco más atrás estaban Carlos y Elvira, que llegaron alrededor de las nueve y media. El primero estaba indignado, porque no había sido capaz de comprar ni una sola entrada a través de la web. «Lo de Internet es horrible. Siendo en Cambados y solo sacan 400 entradas para los de aquí, deberían sacar más», se quejaba.

Tenía razón. La elevada demanda colapsó la web de venta de entradas y muchos de los que se conectaron a las nueve de la mañana para intentar comprar las mil primeras, que tenían un precio de 25 euros más gastos de gestión, no consiguieron ni acceder a las más caras, de 47 euros. Durante buena parte de la mañana, la página permaneció colapsada y, por un momento, se pensó que se habían agotado todas las entradas. No fue así y a las seis de la tarde todavía podían adquirirse.

La polémica lista

Mientras en la web las cosas se complicaban, también lo hacían a las puertas de Exposalnés. Porque en algún momento los presentes decidieron hacer una lista con los que estaban a la cola, para evitar que después se colase la gente. Pero los trabajadores municipales decidieron que ese no era un documento válido, porque había gente apuntada que no estaba haciendo la cola. Al final, se optó por llamar uno por uno a los de la lista, eliminando a los ausentes, y se instauraron medidas de seguridad para evitar que nadie pudiera colarse.

Alrededor de las dos de la tarde estaba claro que los últimos se iban a quedar sin entradas, pero aún así la cola siguió creciendo hasta que las entradas se agotaron. Mientras, los bocadillos y pizzas no paraban de llegar. «Veño traerlle un cola cao á nena que ten frío», explicaba una madre. Otra, había dejado la casa patas arriba para hacer la cola. A las cinco en punto se abrió la puerta y la satisfacción era evidente en todo aquel que salía con las entradas en la mano. Representaban horas y horas de espera.