Un vino único entre la multitud

Rosa Estévez
rosa estévez CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

La Festa do Albariño de Cambados mostró ayer sus dos caras: la del desenfreno de las celebraciones populares y la de la solemnidad de los actos oficiales

05 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue un espíritu de sana competencia el que empujó a un puñado de bodegueros de Cambados a reunirse, organizar una cena y, en el transcurso de la misma, elegir al mejor vino del año. Corría el año 1953 y nacía, sin que nadie fuese consciente de ello, la Festa do Albariño de Cambados. La celebración ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es 68 años después: una de las grandes citas del verano gallego, capaz de atraer hasta esta villa arousana a miles de personas. Entre tanta gente, resulta fácil perder la perspectiva. ¿Cuál es la esencia del Albariño? ¿Quién lo ha hecho grande? La pregunta planeó ayer en las intervenciones oficiales realizadas en los dos actos nobles del programa de fiestas: el nombramiento de cabaleiros y damas del Capítulo Serenísimo y el Xantar oficial con el que el Concello pretende recordar aquella primera cena albariñense.

Que las relaciones entre esos dos organismos no son fluidas es un secreto a voces desde hace años. La cofradía creada para dar lustre al Albariño se siente ninguneada por el ayuntamiento, y viceversa. Eso dio pie, ayer, a discursos oficiales trufados de críticas veladas, de avisos para navegantes. Por la mañana, en el acto de investidura de los cabaleiros, Juan Gil lanzó el primero, cuando agradeció al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, Gran Mestre del Capítulo, su apoyo a los actos por este organizado. Algo que otros, con «escasa capacidad para mirar a lo lejos» no hacen, renunciando «al brillo de este acto». Hablaba ante un patio de armas lleno, pero en el que no había ningún representante del gobierno local.

Estaban estos en el Pazo de Torrado, donde había de celebrarse el Xantar del Albariño. Un evento, iba a recordar la alcaldesa Fátima Abal en su discurso, que es el centro de la fiesta. «É o acto central e máis importante», dijo, antes de recordar que «a Festa do Albariño non ten máis protagonista que o viño» y toda la gente, toda, que trabaja para hacer que el caldo corra brioso y refrescante en las copas.

El presidente de la Xunta, Núñez Feijoo, había anunciado que no asistiría al xantar. Ayer aclaró que no podía quedarse en Cambados porque tenía «axenda, axenda pública, pola tarde». Aún así, el presidente de la Xunta participó en el desfile hasta los jardines de Torrado, causando sensación entre muchos de los curiosos que se paraban a ver la marcha. Entró en el jardín y estrechó la mano de la alcaldesa, sorprendida ante su inesperada presencia. En el jardín, el presidente de la Xunta tuvo tiempo a departir con muchos de los asistentes al xantar. Entre ellos, el alcalde de Meaño -sobre el que pesa una amenaza de expediente del PP- con el que cruzó algunas palabras sin demasiada efusividad. Luego Feijoo se fue. En Cambados había fiesta para rato.