Cristian Silva: «Morrín dalgún xeito o ano pasado e volvín nacer»

Paloma González VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Cristian Silva en su Carril natal, a un paso de la isla de Cortegada, la joya esmeralda de la ría de Arousa
Cristian Silva en su Carril natal, a un paso de la isla de Cortegada, la joya esmeralda de la ría de Arousa MARTINA MISER

Desde Carril hasta la escena musical internacional, el gaiteiro y compositor redefine su camino artístico con su nuevo disco, «Un home tranquilo»

19 jun 2025 . Actualizado a las 15:31 h.

Los marineros cantan en todas las casas, dice Cristian Silva (Carril-Vilagarcía). Él, que acarició la música desde bien pronto, comenzó su andadura artística a los ocho años, cuando los niños aún se subían a los escenarios y las mujeres lloraban el Entierro de la Sardina. Hace unos días, Cristian lanzó Un home tranquilo, el disco que marca una nueva etapa para el intérprete y gaiteiro, que se podrá disfrutar en digital el 23 de junio, víspera de San Xoán.

Aunque la música no le vino por linaje directo —ni su madre ni su padre se dedicaron a ello—, en Cristian hay algo que parece brotar de una raíz más antigua. Su abuelo, al que nunca conoció, aparece en una fotografía con un acordeón entre los brazos. Basta con esa imagen para intuir que algo le llegó al de Carril de algún modo. Antes de alcanzar la gaita, su instrumento por excelencia, tuvo que pasar por muchos otros: tambor, bombo y acordeón. «Eramos nenos. Un día acompañei ao meu amigo á clase de música, en Carril, e quedei flipado», cuenta. Una cosa llevó a otra y Cristian terminó en la Escola Municipal de Artes e Oficios (EMAO) de Vigo, el que sería el primero de los muchos pasos que después daría en la industria musical.

Cristian combina su actividad artística con trabajos en otros ámbitos para financiar sus proyectos como músico independiente. No está vinculado a ninguna discográfica, lo que le otorga autonomía creativa, pero también le obliga a asumir todos los riesgos y responsabilidades del proceso. Además, imparte clases de gaita, percusión y acordeón en varias escuelas y conservatorios de Galicia. En el aula se centra en técnica, repertorio y referentes; lo que haga fuera de esos muros apenas trasciende a sus alumnos. «Non lles conto nada do que fago eu como músico, non quero condicionalos. O que me interesa é que coñezan referentes, a música das vellas, que aprendan dun xeito natural», añade Silva.

Para Cristian, lo importante no es la inmediatez, sino la profundidad. Por eso trabaja despacio, con método. Su último disco le llevó cinco años, y no por falta de ideas, sino porque cree en los procesos largos y bien cuidados. Lo mismo ocurre con su tesis, a la que se dedica de manera simultánea a la música. Un estudio que lleva casi una década desarrollando sobre los patrones rítmicos y la percusión tradicional de O Salnés. «Aquí, antigamente, tocábanse cousas moito máis complexas. Había ritmos compostos en 7/8, en 12/8, que mesmo tentei incluír no meu disco. Tamén se usaban outras escalas, non temperadas, con afinacións diferentes, máis modais. Todo iso, co tempo, foise adaptando para que resultase máis doado de aceptar por todo o mundo», explica.

Algo parecido sucede en el presente. Competir en la industria musical no es fácil, especialmente con un instrumento tradicional como la gaita. Sin embargo, eso no frena a Cristian, que tiene claro que es él quien debe impulsar su propio proyecto. Precisamente de eso habla Tobogán, una de las canciones incluidas en su disco, en colaboración con la banda Igloo. «Se non o fago eu, quen o vai facer?». Hay muchas referencias filosóficas detrás del trabajo de Cristian y un simbolismo personal muy fuerte. «Morrín dalgún xeito o ano pasado e volvín nacer con este disco. En temas como Tobogán falo do desexo de botarse, pero tamén do medo ao que vén cando unha toca o chan», confiesa.

Su red de contactos en el mundo de la música le ha abierto las puertas a colaborar con figuras destacadas del panorama nacional, como el productor gallego Miguel Lamas —quien ha trabajado con artistas como Carlos Núñez o Andrés Suárez—, y Pablo Pérez, músico y compositor habitual en la escena independiente española, con colaboraciones junto a nombres como Loquillo. Además de otros como Jose Niño Bruno percusionista de Fito y Fitipaldis, Leiva o Sabina. Es tiempo de tranquilidad. O no.