Los pioneros en devolver las grúas a Vilagarcía proyectan la construcción de nuevos edificios de pisos

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

La respuesta del mercado los anima pese a los obstáculos de la inflación y los tipos de interés. La otra cara de la moneda: una cooperativa para la construcción de 40 viviendas abortada

17 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los datos de construcción de vivienda nueva en el sur de la ría de Arousa durante el 2022 ofrecidos por el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Pontevedra y su comparativa con los del 2021 dibujan un estancamiento de la actividad el año pasado. La inflación, con los precios de los materiales disparados, y la desorbitada escalada de los tipos de interés iniciada en el tramo final del pasado ejercicio son una losa muy pesada. Afortunadamente para aquellas familias, parejas y demás habitantes de la comarca que necesitan y pueden alcanzar a pagar el gasto creciente de una vivienda a estrenar, hay quien está dispuesto a trabajar en incrementar la que, quince años después de la explosión de la burbuja del ladrillo español, sigue siendo una oferta inmobiliaria enferma de raquitismo. Que quien apueste por ello, con al menos cinco proyectos en marcha o estudio, sean los pioneros en retomar la construcción de nueva vivienda colectiva en la zona, concretamente en Vilagarcía de Arousa, arroja un haz de esperanza en una mayor reactivación de la actividad a medio plazo. Y es que los contados que se han arriesgado hasta ahora coinciden en apuntar que hay mercado para ello.

Construcciones Valiñas fue la primera firma en tirarse a la piscina. Mientras finalizaba un bloque de once viviendas que había quedado a medio construir por el crack del 2008 en Ribadumia en el 2018 sus actuales administradores, los hermanos Ofelia y Ramón Valiñas, apostaron por poner en marcha el proyecto de un edificio que hoy, tras el inicio de las obras en marzo del 2020, se encuentra a un par de meses de la entrega de sus 38 viviendas a sus correspondientes propietarios. Pisos de 100 metros cuadros útiles más trastero y garaje en la avenida Rodrígo de Mendoza que, cuenta Ramón Valiñas, estaban prácticamente todos vendidos antes de acabar el 2020, y sin necesidad siquiera de publicitar la promoción más allá del cartel a pie de obra con la firma y el prestigio acumulado de la empresa que levantó su padre, Carlos. Reservados cuatro pisos en un primer momento con idea de usarlos a modo de permuta por terrenos, Construcciones Valiñas acabó vendiendo la remesa a finales del año pasado prácticamente nada más ponerlos en el mercado. La rapidez con que volaron, aún con un incremento de unos 20.000 euros respecto al precio del 2020 por los rigores de la evolución de los materiales, han llevado a la firma a ponerse a trabajar en su siguiente nuevo edificio, también en el casco urbano de Vilagarcía. Ramón Valiñas no puede dar detalles todavía y solo adelanta que: «Estariamos contentos se por estas datas do 2024 estiveramos obrando con licenza de execución. É evidente a falta de vivenda», concluye. 

Luis Pedreira es el gerente de Alcom Inmobiliaria. Su empresa se ocupó de comercializar el segundo y tercer edificios de vivienda colectiva levantados en Vilagarcía y la comarca desde la gran crisis del 2008. Diez meses tardó Alcom en encontrar compradores de los 12 pisos levantados en el barrio de Os Duráns, cuya entrega está prevista para este año tras el inicio de su construcción en el 2021. Una promoción con apartamentos de 1 dormitorio y 50 metros cuadrados por 80.000 euros hasta viviendas de 4 habitaciones, 120 metros cuadrados y 165.000 euros, garaje y trastero incluidos. En casi la mitad del tiempo, seis meses, Alcom vendió los 20 pisos de entre 2 y 4 habitaciones que desde finales del año pasado cogen forma en la avenida de Doutor Tourón. Pedreira adelanta que «estamos traballando en varios novos proxectos» de vivienda colectiva nueva de los que aún no puede concretar cifras. Alguno de ellos, con Alcom dispuesto a asumir toda la cadena en calidad de promotor, con la exigencia económica que ello conlleva. 

Tres años se cumplieron el pasado noviembre desde que, en el mismo mes del 2019, Promociones Barreiro solicitaba en el Concello de Vilagarcía licencia de construcción de un bloque de 27 pisos en el Bosque dos Desamparados. Aún sigue aguardando por la concesión. ¿El motivo? «A burocracia, que é lenta», dice con una mezcla de resignación y paciencia el administrador de la constructora. Un Pablo Barreiro que cree estar en el final del túnel: «Confío en que ao longo do verán teña a licenza». Y es que, a pesar de los pesares, con los costes de los materiales y los tipos de interés hipotecarios desbocados, su intención es tirar para adelante si el mercado sigue respondiéndole igual: «No 2019 tiña doce pisos apalabrados, e algúns seguen agardando desde entón. Hoxe son 25 as persoas interesadas. Se cando me concedan a licenza me asinan un 30 % dos 27 pisos, póñome a construír de inmediato», dice Barreiro, a la espera de ver la respuesta real al incremento de los 165.000 euros en los que pretendía comercializar en el 2019 sus viviendas, de 100 metros cuadrados, a unos 190.000 por todas las subidas desde entonces. 

Los responsables de las tres constructoras e inmobiliaria coinciden en dos cosas: hay mercado, y quien compra lo hace para hacerse con una primera vivienda, un bien de primera necesidad por mucho que se olvide en la gestión pública.

La otra cara de la moneda

Avelino Barreiro lleva 20 años dedicado a la comercialización de viviendas en Vilagarcía. La suya no es, sin embargo, una inmobiliaria al uso. Y es que, subraya, él asume también por norma general el primer impulso de las promociones en las que se implica. El año pasado estuvo a punto de dar un paso más en esta línea y promover una cooperativa para la construcción de vivienda colectiva. La intención, levantar 40 pisos cerca de la zona de Fexdega. Pero la cosa no cuajó.

«Tíveno moi avanzado. Fixemos estudos e mantiven moitas reunións con cooperativistas con experiencia en Vigo. Pero en tres meses vin que era inviable», cuenta Barreiro. La explicación es simple: «Os prezos da construción subiron dunha maneira tan desmesurada!».