Pontevedra y O Salnés, dos comarcas para disfrutar andando

m. gago / r. estévez PONTEVEDRA, AROUSA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Impresionantes balcones naturales, cascadas, molinos, puentes y paisajes invitan a realizar rutas seguras alejados de las masificaciones

28 feb 2021 . Actualizado a las 19:23 h.

El descenso de los casos activos de covid en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés ha devuelto la movilidad entre los concellos que la conforman. Después de meses confinados a los límites de cada municipio, pontevedreses y arousanos podemos ampliar horizontes y una forma de hacerlo, de manera respetuosa con el medio ambiente y las normas anticovid, es el senderismo. Estas son algunas de las propuestas para disfrutar de un tiempo descubriendo dos comarcas que se conocen mejor andando.

En Vilagarcía, los días de sol suelen traducirse en un tráfico denso por el paseo de la playa. Pero hay muchas más opciones para fortalecer piernas y corazón. Podemos, por ejemplo, subir al Monte Xiabre haciendo alguno de los muchos recorridos previstos por esta montaña compartida por la capital arousana, Catoira y Caldas. Una de las rutas con más éxito es un recorrido circular que, con salida y llegada en el embalse de O Con, pasa por rincones como Fontefría, con su gran variedad de árboles. En total, son alrededor de 14,5 kilómetros que consumen algo más de tres horas. También en la capital arousana merece la pena el tramo de costa entre Carril y Bamio. Parte el recorrido del alto de A Rosa y se puede prolongar hasta la playa situada en la desembocadura del Ulla.

Ese camino se puede seguir con mayor o menor fortuna hasta Catoira. En la localidad vikinga, una ruta de 10,5 kilómetros parte de las inmediaciones de la alameda y discurre, a la ida, pegada al río, descubriendo zonas de xunqueiras, bosques de ribeira y, por supuesto, el impresionante complejo de las Torres de Oeste. El camino se desanda, después, por pistas algo más alejadas del agua del Ulla, mostrando otra cara de la localidad.

En Cambados se puede caminar a gusto por ese espacio en el que el río Umia se funde con el mar. Partiendo del lugar de Quintáns, junto al puente de Castrelo, varias pistas conducen hasta la playa de Seíñas, ceñidas a los perfiles de la orilla. Río arriba, en Ribadumia, los paseos también son agradables: el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los popularizó durante sus vacaciones en Galicia. Por las mañanas caminaba junto al Umia y proseguía la ascensión hasta Armenteira por el paseo de la Pedra e da Auga, que ofrece una mágica visión del concello de Meis.

Vilanova también ofrece buenos lugares para el paseo. De la iglesia parroquial de András parte una ruta de casi nueve kilómetros que permite escalar el monte Lobeira, haciendo parada en sus dos miradores: el que lleva el nombre de la montaña, y el Faro das Lúas. Ambos ofrecen magníficas vistas sobre la ría. Desde allí vemos A Illa, cuyo perímetro constituye, al completo, un recorrido para piernas entrenadas. Para quienes no se sientan con fuerzas, hay miles de opciones en el parque de O Carreirón: el paseo que une el puente con esta zona -un bosque cuajado de playas y calas- es una buena opción para quienes busquen un camino relajado pero trufado de sorpresas y con un paisaje marcado por el azul y el verde.

En O Grove también sobran los caminos que andar: desde las rutas por el Monte Central de A Toxa, al paseo de madera de Con Negro, o las escaladas a los miradores de A Siradella y Con da Hedra. Entre la ensenada de Meloxo y la playa Mexilloeira existe una ruta de 8,5 kilómetros que reserva sorpresas como la Lagoa Bodeira o la colección de esculturas de Punta Moreiras.

Pontillón de Castro, en Pontevedra, es el principal embalse de la mitad norte de la provincia. La ruta discurre a lo largo de 3,3 kilómetros y requiere 40 minutos andando. Empieza en el centro de piragüismo, que también se el lugar de llegada, al tratarse de un recorrido circular. Vale la pena subir al Outeiro do Castro, una cumbre de 296 metros sobre el nivel del mar, que ofrece unas vistas sobre las rías y donde se enclava también el monumento al Canteiro.

En Marín, la Ruta de los Cinco Miradores, es un sendero circular de unos 10 kilómetros que, partiendo de la Praza de España, enfila por el vial de playas y se interna hacia el interior con balcones naturales en Portocelo, los petroglifos de Mogor, la urbanización Pérez Crespo, O Cruceiro do Vento y el castro de Subidá.

En Vilaboa, destaca un trazado que comienza en la fábrica de Pontesa y bordea la ría de Vigo en dirección a O Morrazo. Son dos horas de duración y tiene su primera parada en el Areeiro de Paredes, desde donde se ven las islas Alvedosas, san Simón, el puente de Rande y el monte da Peneda. El camino desemboca en las salinas do Ulló, que merecen ser visitadas en marea alta y baja, porque el paisaje cambia totalmente. No se pierdan acercarse a las ruinas de la Granxa das Salinas, y siguiendo el tramo boscoso llegar al muelle de Acuña, los observatorios de aves en las salinas de Larache y final de la ruta en la zona residencial de Larche, antes de reemprender el regreso.

En el corazón de la comarca pontevedresa, destacan cuatro alternativas. En Ponte Caldelas, con punto de partida en la playa fluvial de A Calzada, única bandera azul fluvial de España, empieza el camino circular de 8,3 kilómetros, que sigue el río Verdugo, con los pasos de A Fraga y de Portasouto, atravesando el río, como puntos de especial interés.

Asimismo, una segunda opción es la pista da Barcala, una senda de diez kilómetros con punto de salida del bosque de secuoyas de Buchabade y que también acerca al visitante a los petroglifos de Tourón. En Cuntis, con salida de la Praza das Árbores, la ruta del Gallo y del Umia discurre por 10,5 kilómetros, para los que son necesarias tres horas de camino. La ruta sigue el Gallo hasta su desembocadura en el Umia, con cascadas, bosques de ribera y el banco de Pozo do Pego.

En Poio, destaca Samieira, donde el trazado enlaza 23 molinos, de los que diez están restaurados. Son 5,5 kilómetros de visita, con punto de salida de la plaza Alfredo Romay. También tiene un gran atractivo la Fervenza do Pereiro, a la que se llega en una ruta de dos kilómetros que se hacen entre una y dos horas a pie.