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En pie de guerra contra la avispa velutina

l. Méndez / L. B. BARRO / LA VOZ

AGRICULTURA

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Sofía Solla y Elena Landín son voluntarias que dedican su tiempo a paliar la plaga de la avispa en Barro

28 ago 2018 . Actualizado a las 13:46 h.

Sofía Solla y Elena Landín son dos vecinas de Barro que han decidido involucrarse de lleno en la lucha contra la plaga de la avispa velutina en Barro. El concello pontevedrés tiene mucho trabajo adelantado gracias a una asociación de vecinos que, encabezados por el teniente alcalde, José Sanmartín, trata de paliar los efectos y la propagación de una especie que está sembrando el pánico en Galicia este verano.

Los últimos casos de muertes por picaduras han hecho saltar las alarmas, algo que no escapa al conocimiento de las dos voluntarias. Sofía avisa de su peligrosidad y de la precaución que necesitan en su tratamiento: «A avispa multiplícase e comen as nosas abellas. Os veciños teñen as súas colmenas de abellas e acábanlles con elas, córtanas pola metade e tiran a cabeza. Son grandes e meten respeto». Del mismo modo, la voluntaria destaca que el hecho que las hace tan peligrosas es que se pueden encontrar a ras de suelo o bajo tierra, algo peligroso tratándose de zonas de plantación y cultivo en el rural. «Penso que a alarma é se es alérxico, pero tamén morres coas nosas abellas. O que pasa é que as nosas están en colmenas e estas están na terra. Para a xente que vai cavar ou traballar, se se te botan enriba claro que alarma. Como agora mesmo morreron persoas da un pouco máis de medo» afirma.

Ambas voluntarias decidieron involucrarse cuando vieron que las avispas comenzaban a campar a sus anchas por el pueblo y a destrozar negocios y terrenos de los vecinos, así como también los suyos propios. Elena Landín comenta que decidió ayudar en la asociación cuando su pequeño viñedo se vio infestado de velutinas en plena época de vendimia, el pasado agosto. «Teño unha plantación de albariño, tivemos que vendimiar e veu unha cantidade tremenda de velutina. A raíz diso comencei a meterme máis no tema». El propio teniente alcalde de Barro junto a un grupo, primero pequeño, de apicultores comenzaron a organizarse en una pequeña xuntanza vecinal para salir a tratar de erradicar esa especie que amenaza con destruir la espcie autóctona que da miel. «Empezóuse a facer charlas, comenzaron a organizarse e a involucrarse un pouquiño no tema e como a min tamén me afectaba comenzoume a curiosidade, dixen que eu tamen queria ir con eles. Montamos sistemas de trampeo e, ao final alucino coa de avispas que collo nas trampas», dice Elena.

Su compañera Sofía coincide en destacar el espíritu de ayuda de las dos, concienciadas para colaborar con sus vecinos del pueblo para tratar de paliar los difíciles efectos de la velutina, que se está haciendo notar este verano en toda la comunidad. «Somos moi amigas de axudar e de preocuparnos dunha cousa que é unha plaga. Non vai desaparecer se xa matamos nas nosas trampas mil cincocentas ou mais collendo case cen niños».

A pesar de su peligrosidad probada y de la alarma que han generado en este verano, ambas avisan que la población todavía no está muy concienciada con el problema que supone que las velutinas puedan estar en cualquier rincón: «Se todo o mundo colaborara... A xente non é moi consciente disto ata que lles pican a eles. Que é unha tontería, pero sería bo que máis xente se implicara e de algo sirve xa que son moitas as que xa non van poñer niños grazas a métodos como os nosos», afirma Sofía. Elena, por su parte, añade que es algo más peligroso en el caso del rural gallego, con tanta gente que en verano se dedica a la vendimia o al cultivo y se encuentran con esta especia invasora. «Creo que no rural, que hai tanto que facer, se todos puxéramos mínimo unha trampa non ían vir para quedarse como din. Nós na nosa pequena asociación temos traballo moi adelantado». Con esos remedios caseros y la colaboración vecinal han conseguido controlar la plaga. Sin embargo, el problema no se erradicará hasta que no se impliquen los gobiernos con soluciones definitivas. «Nós quitámosllo a durmir. Gastamos, camiñamos, axudámonos e estamos de apoio pero facía falta algo grande que as liquidase», sentencian.