El tenis gallego que educa en la India

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

Enrique Pellejero participa en un proyecto de las fundaciones Rafa Nadal y Vicente Ferrer en Anantapur, una de las zonas más pobres del país asiático

06 jul 2015 . Actualizado a las 16:02 h.

En el rincón más pobre de la India enseña tenis el coruñés Enrique Pellejero. Licenciado en INEF, con maestría en hockey sobre patines y fútbol, participa en un proyecto de la Fundación Vicente Ferrer financiado por la Fundación Rafa Nadal. Imparte clases a niños en Anantapur, en el estado de Andra Pradesh, y forma al personal que en el futuro se encargará de la enseñanza. «Para mí es la parte más importante porque ellos seguirán aquí cuando yo me vaya», explica el voluntario gallego, con los ojos bien abiertos a una experiencia que trasciende el deporte.

En el distrito de Anantapur, la segunda zona más seca del país, después del desierto de Thar (en Rajastán), los niños reciben apoyo psicosocial, sanitario y nutricional gracias al proyecto de ambas fundaciones. Se trata de jóvenes de las comunidades más desfavorecidas, los dálits o intocables, los grupos tribales y las backward castes. «El trabajo con niños siempre es gratificante, pero con estos, si cabe, más. Su entusiasmo y educación difícilmente los encuentras en críos europeos. Lo más duro es el calor, porque estamos en la segunda zona más árida de la India. Por suerte, a nosotros nunca nos falta agua para tener a los niños bien hidratados», explica el voluntario coruñés.

Para participar en la academia, en cuya inauguración participó Nadal en el 2010, solo se fijan requisitos básicos para incentivar la formación integral de los chavales. «Los niños tienen que estar escolarizados. Aquí, además del tenis, reciben clases de inglés e informática, y una merienda (leche, plátano y huevo cocido) para ayudar a su dieta, pues muchos de ellos se alimentan solo de arroz», explica Pellejero, alojado en un campus junto a otra treintena de voluntarios de proyectos de diferente naturaleza: ecología, artesanía, arquitectura, sanidad, educación...

«Cuando tus posibilidades de ocio son tan limitadas, el deporte se convierte en tu mejor amigo. Y como les ofrecemos más actividades, muchas veces el centro parece un club social al que vienen a pasar la tarde», destaca Pellejero, aficionado a toda clase de actividades físicas: del hockey, el fútbol y el tenis, que practicó de forma federada, al baloncesto, surf, deportes de montaña, senderismo, voley playa...

De forma paralela, y aprovechando su maestría en hockey sobre patines, imparte un curso para formar monitores para deportistas paralímpicos. En total, disfrutan del proyecto tenístico solidario unos 150 niños de familias con pocos recursos. El cambio de cultura también conllevó un cierto ajuste en sus primeros días en India: «Muchos temas chocan con nuestra mentalidad europea: el rol de la mujer, la falta total de concienciación ambiental, el sistema de castas... Todo eso se me hizo muy duro al principio».

En un entorno tan pobre, el deporte, aunque pudiese parecer lo contrario, resulta muy beneficioso. «Ayuda a aumentar la calidad de vida de una sociedad. Además de los valores intrínsecos del deporte -esfuerzo, respeto, socialización, higiene...- intentamos incidir en los problemas sociales que comentaba, propios de una zona tan subdesarrollada».

Cuando acabe esta etapa retomará su actividad profesional en Canarias como entrenador personal y de fútbol, natación y patinaje, pero Pellejero se declara encantado con la experiencia: «Para mí es un orgullo formar parte de esta gran familia. Desde el momento en que me lo propusieron, me entusiasmó la idea de viajar a la zona más pobre de la India para aportar mi granito de arena, y más con el deporte como telón de fondo».

Su experiencia en la India le anima a prolongar ahora su estancia como entrenador de un grupo de deportistas indios para los Special Olympics World Games de Los Ángeles 2015 para discapacitados intelectuales.

Rafa Nadal participó en la inauguración de la academia en

el año 2010

Los niños, de los grupos tribales más pobres, tienen apoyo sanitario

y nutricional