Cortegada, el paraíso de las setas

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

Una veintena de personas realizaron un recorrido micológico por la isla

16 dic 2014 . Actualizado a las 11:48 h.

A pesar de ser la más próxima a tierra, Cortegada sigue siendo la menos conocida de las Illas Atlánticas. Poco a poco, el bosque que duerme frente a Carril va dejándose descubrir por el gran público. Gracias a la iniciativa de pequeñas empresas que apuestan por una forma diferente de hacer turismo, hemos ido retirando los velos que envuelven a una isla que tiene muchos más secretos que el bosque de laurel del que todo el mundo habla. Este fin de semana, una veintena de personas visitaron Cortegada para descubrir la gran riqueza micológica que esconde.

La expedición salió de buena mañana del puerto de Carril. Tras recibir unas nociones básicas sobre el mundo de las setas, se embarcaron con la empresa Alvamar y pusieron rumbo a la isla para realizar una ruta guiada. Yago Carreño, el experto en micología que actuó como guía en esta jornada de mar y de tierra, explicó que durante el paseo se pudieron ver diez de las seiscientas especies que han sido censadas en la isla.

Y es que en Cortegada, los níscalos y las cantarelas conviven con setas singulares, cuya rareza ha permitido a la isla ganarse el título de paraíso micológico. En el caso de la expedición que nos ocupa, los participantes no estaban particularmente preocupados por saber si estas especies son o no aptas para el consumo. Recuerden, señores, que estamos en un parque natural y que en la isla no se puede poner ni quitar nada, por el bien de todos. Así que, en vez de ir armados con cestos para recoger setas, los participantes en esta ruta iban bien pertrechados con cámaras de fotos con las que retratar los sorprendentes ejemplares con los que se iban encontrando en su camino.

Aunque las setas eran las grandes protagonistas de la jornada, la visita a la isla sirvió para que quienes la pisaban por primera vez se recreasen con el bosque de laurel, dejasen volar su imaginación entre las piedras de la aldea abandonada, o viajasen a un misterioso pasado a través de la ermita y el cruceiro de Punta Corveiro.

La visita de este fin de semana persigue «potenciar así una actividad que se puede llevar a cabo en los meses de invierno, desestacionalizando la afluencia a la isla, que actualmente está muy centrada en la época estival, y ayudando en estos meses tan complicados a dinamizar todo el entorno social y económico», según explica la gerente de Alvamar, Bibiana Álvarez.