Es O Salnés tierra de tradiciones. De costumbres que han arraigado con fuerza y que se repiten estación tras estación. Año tras año. El verano es pródigo en celebraciones. Los callos de Meis, el albariño de Cambados, la almeja de Carril, la de la navaja en A Illa, la anguila de Valga... Entre las dos primeras, hay una que reúne a cientos de fieles que, sin remisión, acuden a pedir, pero también a tomar. No es la romería de Santa Marta una fiesta gastronómica como tal, desde luego, pero el ritual de la misma exige disfrutar de un buen pulpo.
El caso es que ayer Ponte Arnelas volvió a llenarse de devotos dispuestos a disfrutar de ese manjar que, como pocos, condensa las esencias de toda romería galaica que se precie. Pulpeiras llegadas de distintos puntos tomaron desde primera hora los alrededores de la parroquia para preparar el cefalópodo más preciado. Las carpas se llenaron así de vecinos y visitantes que cumplieron con lo que mandan los cánones y despacharon sus buenas raciones, acompañadas, cómo no, de una taza de vino de Barrantes o de los mejores albariños.
Cita religiosa
Ysi el pulpo alimentaba los cuerpos, las misas hacían lo propio con las almas. A lo largo de todo el día, cientos de fieles acudieron a la capilla para rendir culto a Santa Marta y trasladarle sus plegarias. Los más devotos cumplieron con una peculiar tradición que se repite romería tras romería. Así, los fieles volvieron a untar bastoncillos con aceite para limpiarse los oídos ante las miradas sorprendidas de algunos visitantes que acudían a Ponte Arnelas por primera vez.
Otros tenderetes
Pero no solo de pulpo y misas vive el hombre, así que la parroquia de Vilanova -Ponte Arnelas es peculiar porque comparte territorio también con Ribadumia y Cambados- se llenó ayer de los clásicos tenderetes en los que comprar de todo. Rosquillas, artesanía, camisetas, bolsos, pulseras, blusas... Los visitantes transitaron durante todo el día entre los puestos disfrutando de una jornada que se vio acompañada además por un sol radiante que dio lustre a la cita. Para los más pequeños del lugar no faltaron las clásicas atracciones. No hay fiesta que se precie sin ellas, ¿verdad? Todo listo pues para la romería del año que viene, en la que gastronomía y religión volverán a fundirse en Santa Marta.
Cientos de fieles tomaron ayer Ponte Arnelas para participar en la romería