La cosecha que alimenta a los pobres

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

De izquierda a derecha, Rubén, María Jesús, Francisco y Carlos trabajando en la plantación de patatas en la finca de Cambados.
De izquierda a derecha, Rubén, María Jesús, Francisco y Carlos trabajando en la plantación de patatas en la finca de Cambados. martina miser< / span>

Santa Mariña de Cambados y Tremoedo (Vilanova) se suman a las parroquias que ceden terrenos baldíos a Cáritas para que los explote

25 may 2014 . Actualizado a las 06:58 h.

Hacía muchos años que nadie trabajaba la finca de la iglesia situada al lado del colegio San Tomé (Cambados). Por eso, en cuanto Carlos, María Jesús y Francisco, entre otros, se plantaron allí en marzo con los sachos, más de un vecino se acercó para preguntarles qué hacían: poner patatas. Son personas que residen en la casa de acogida que Cáritas Interparroquial de Arousa tiene en Sobradelo (Vilagarcía) y que, como hacen ya en otros lugares, trabajan la tierra para proveer a la organización de productos del campo.

En Cambados es la primera vez que lo hacen, gracias a la cesión de la finca en cuestión -de unos 3.700 metros cuadrados de superficie- por parte del Arzobispado. El párroco José Aldao hace tiempo que empezó las gestiones en este sentido para conseguir darle un aprovechamiento a este terreno baldío y Santiago le dio por fin el visto bueno.

Mirando al cielo

La primera cosecha está en marcha. Las patatas ya lucen un ramaje verde considerable de manera que, si nada se tuerce, en el plazo de un mes calculan poder recogerlas. Y es que en esto del campo no se pueden hacer cronogramas. La cosecha siempre está a expensas del tiempo hasta última hora, y en Cáritas Interparroquial lo saben bien, por experiencia. Es la primera vez que trabajan en Cambados pero llevan años explotando esta fórmula en Sobradelo, donde la Iglesia también les cedió 5.400 metros cuadrados y donde montaron, incluso, un invernadero de mil metros cuadrados. Y desde el año pasado trabajan también otra finca de 1.200 metros cuadrados, cedida por la parroquia para el mismo fin, en Tremoedo (Vilanova).

De lunes a viernes

De la media docena de personas que han encontrado techo en la casa de acogida de San Cibrán, todos colaboran en las tareas del campo, en mayor o menor medida. Los más avezados en estas lides y más en forma lo hacen a razón de 9 a 13.00 horas, de lunes a viernes, y los fines de semana nadie les quita de sacar la oveja a pastar o regar cuando el sol aprieta. No son los únicos.

Carlos ya no está en la casa pero sigue echando una mano allí donde le llaman. Su caso es de libro. Es una de las muchas víctimas que ha dejado la crisis en el sector de la construcción. Las obras se acabaron, su empresa cerró y hace siete años que está en paro, de modo que la ayuda que le prestan desde Cáritas y la ecohuerta que cultiva para autoconsumo en Sobradelo, le dan a este cambadés con residencia en Carril para ir tirando.

En Cambados y en Vilanova solo se plantan patatas, pero en Vilagarcía hay también repollo, verdura, tomate, lechugas y otras hortalizas que tienen dos destinos. Una parte se comercializa a través de la cooperativa Horsal (Cambados), de la que Cáritas es socio, y la otra se emplea para abastecer la propia casa de acogida, el comedor social situado en Vilagarcía y para engordar los paquetes de comida que la oenegé distribuye entre personas sin recursos. Las patatas, a parte de que son fáciles de cultivar, tienen mucha demanda, según explica el director de Cáritas Interparroquial de Arousa, Francisco Fernández.

Si la cosecha es propicia, en Cambados esperan sacar unos 700 kilos de tubérculo, una cantidad que podría ser mayor la próxima campaña. Y es que después de tantos años sin cavar ni sacar las hierbas, hubo que redoblar esfuerzos para poner el terreno en condiciones. «Una semana sacabas as herbas e logo volvían crecer», explican.

Los agricultores de Cáritas todavía estuvieron hace una semana doblando el espinazo en Cambados, limpiando la finca, una labor que desarrollan bajo la supervisión de Rubén Paz, el técnico de explotaciones agrarias que esta temporada está al frente del grupo.

Mejor sin sulfato

No es la primera vez que este pobrense trabaja con una oenegé. Ya lo hizo antes con Cruz Roja, por eso sabe que es muy distinto afrontar este tipo de proyectos a hacerlo con fines privados. Con Cáritas ejerce más de monitor que de capataz, explica, y actúa de guía con una gente que suele estar familiarizada con el campo y que domina la técnica. Pero siempre hay una de cal y otra de arena. «A xente maior ten moitos malos vicios e cre que hai que sulfatar sempre. Eu o da química lévoo moi mal», señala. Así que a las patatas de Cambados, de momento, se han librado de tratamientos, con el permiso de las plagas. Además de nacer de la solidaridad, son ecológicas. Un lujo.