Doce mil manos para cuidar el monte

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Una treintena de comunidades se ocupan de hacer del bosque de Arousa un espacio productivo. Sus 6.600 socios gestionan la cuarta parte de la superficie total de la comarca

11 may 2014 . Actualizado a las 06:52 h.

Una cuarta parte del territorio de la comarca de O Salnés, una extensión que equivale al doble de la que ocupa la ciudad de A Coruña, está en mano de las comunidades de montes. Estas entidades, constituidas a finales de los año ochenta en su mayoría, son las encargadas de lograr un correcto aprovechamiento de estos terrenos y, también, de tenerlos en perfecto estado para evitar los incendios forestales. Una tarea que no siempre les resulta sencilla. En la mayoría de ellas no hay quien quiera asumir responsabilidades y las directivas encadenan mandatos sin fin. Conseguir subvenciones no es fácil y la madera, su principal fuente de ingresos, tiene ahora un precio demasiado bajo. Eso sin contar que los incendios del 2006 arrasaron buena parte de su patrimonio.

En tierras arousanas conviven una treintena de comunidades de montes. Vilagarcía y Meis son, con diferencia, los municipios donde más entidades trabajan. En la capital arousana está una de la que más extensión tiene, la de Cea. Pero es en A Illa donde los comuneros son mayoría, pues su agrupación tiene más de un millar de socios.

Cuidar el monte es su principal objetivo. Por eso buena parte de ellas disponen de planes de explotación. A lo largo del año realizan plantaciones, retiran la maleza y acondicionan las pistas forestales. A veces lo hacen con subvenciones. Otras, solo con fondos propios. Tienen personal contratado, en algunos casos durante todo el año, y maquinaria que incluye tractores con cisterna para los incendios forestales. Estos son su gran problema. En el 2006, el fuego arrasó con buena parte del territorio y rara fue la comunidad que no se vio afectada. Aunque entonces recibieron cuantiosos ingresos por la venta de la madera, ahora se han quedado sin recursos y tienen que estirar lo conseguido entonces para seguir cuidando sus montes.

La venta de la madera es su principal fuente de ingresos. Pero no la única. Antenas de telefonía y la energía eólica se han convertido en una alternativa para generar dinero. La mayoría aseguran que el negocio es rentable. Eso sí, las ganancias se reinvierten en el monte.