Clesa y Larsa presumen de gallegas

C. Barral / S. González REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Ambas empresas afrontan un futuro esperanzador tras superar momentos complicados

17 nov 2013 . Actualizado a las 06:48 h.

La reclamación sobre la publicidad de sus yogures que Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa, la sociedad matriz de Larsa) acaba de ganar a Clesa (perteneciente a la agrupación Acolact, que controla Feiraco) pone en evidencia el alto valor que ambas compañías conceden a la vinculación de sus productos con Galicia. Al fin y al cabo, lo que estaba en discusión era el derecho de la segunda de las marcas a anunciar sus elaborados como «os únicos iogures con certificación galega 100 %». Una distinción que, de acuerdo con la resolución dictada por la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial, también pueden reclamar para sí con idéntico y pleno derecho otras etiquetas. Larsa, sin ir más lejos.

No deja de ser curioso que apenas un puñado de kilómetros separen a dos de las principales referencias del reputado universo lácteo gallego, en comarcas que no sobresalen, precisamente, por sus cabezas de ganado bovino. En tierras de Caldas, patria de Clesa, apenas existían 232 vacas lecheras en el 2011, de las que solo 6 se criaban en la cabecera comarcal. Mientras, en O Salnés su número se reducía únicamente a 41. Ninguna de ellas, por cierto, en Vilagarcía, la cuna de Larsa. Pese a ello, y a las dificultades que se han visto obligadas a superar en su trayectoria reciente, ambas factorías viven una suerte de rejuvenecer. A la vista de la galleguidad en disputa, en dicho auge parece tener mucho que ver su estrecha identificación con el país, el prestigio y el valor añadido que, tantas veces contra viento y marea, sigue aportando la marca Galicia.

El caso de Larsa

Aquel gran grupo. Quienes conocen Larsa de antiguo (Lacto Agrícola Rodríguez S.?A. nació en 1947) aseguran que podría haberse convertido en ese gran grupo gallego que jamás cristalizó. En 1988, la sociedad disponía de plantas en Vilagarcía, Vigo y Madrid, además de Arjeriz en Lugo, Vega de Oro en Riotorto, Iberolacto en Ourense y Xeve en Pontevedra. Fue entonces cuando cambió de manos. Concretamente a las de la cooperativa Union Laitière Normande, para acabarar en el holding Bongrain, también de capital francés, en 1993. Cuatro años después, se integra en el gigante Corporación Alimentaria Peñasanta, matriz de la Central Lechera Asturiana. Pese a este recorrido, la empresa defiende su neto carácter gallego. No solo a través de ambiciosas campañas publicitarias, capaces de llevar a Panorama a la aldea más remota. Su director general, José Armando Tellado, insiste cada vez que tiene ocasión en los 1.300 ganaderos galaicos que proporcionan a Larsa su mejor leche.

El caso de Clesa

El origen, Lácteas del Atlántico. La Clesa que hoy gestionan diez cooperativas gallegas nació en 1978, aunque cinco años antes se constituyó la sociedad Lácteas del Atlántico. En 1998 la planta de Caldas pasaba a manos de la italiana Parmalat y en el 2007 fue Nueva Rumasa quien compró la factoría. Esta etapa en la que estuvo al frente la familia Ruiz-Mateos empezó a hacer aguas en el 2010. Los problemas económicos trascendieron en enero del 2011, cuando el comité de empresa denunció retrasos en las nóminas y problemas de producción por falta de materias primas. Clesa se quedaba sin leche cuando la fábrica ubicada en Saiar necesitaba entre 230.000 y 280.000 litros de leche al día para mantener su actividad. Tras once meses de negociaciones, el 19 de julio del 2012 volvía a manos gallegas.