Reincidentes y expertos en fugas

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña VILAGARCÍA

AROUSA

Análisis | Los escollos de la reinserción

02 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

El vecino de Tremoedo al que no le tembló el pulso a la hora de disparar a bocajarro dos tiros contra el taxista vilagarciano no es el único fracaso de los sistemas de reinserción que saltó a la luz pública en los últimos días. Recientemente fue detenido por la Guardia Civil Saturnino Marcos Cerezo Cancelas, más conocido como Canceliñas, que cuando fue sorprendido por los agentes en un hotel de Oviedo no se había fugado de la cárcel, sino del Centro de Inserción Social Carmen Avendaño de Vigo, al que no regresó el 14 de junio cuando cumplía el tercer grado y tenía permiso para pernoctar fuera. Pero anteriormente Canceliñas se hizo famoso por ser especialista en evadirse de las cárceles. Hace ocho años protagonizó una espectacular fuga de la prisión viguesa, tan sólo una semana después de haber ingresado en compañía de otro personaje con un currículo similar, Alfredo Sánchez Chacón, Rambo. Saturnino Marcos es natural de Verín y cantero de profesión. Además de pesar sobre sus espaldas varias condenas por atracos a mano armada ya había ingresado en prisión por cometer tres robos millonarios. El pasado 20 de agosto fue detenido en Oviedo en compañía de su compañera sentimental. En esa misma operación fue arrestado en A Estrada J.R.S., de 38 años y vecino de A Guarda. A los tres se les acusa de robos perpetrados en los últimos meses en Catoira, Arbo, Carballiño y Padrón. Del historial del vecino de Tremoedo que atentó contra el taxista no se tienen tantos datos, porque su fuga obliga a la policía a actuar con cautela, ya que mientras no se le detenga no se puede probar que, como apuntan todos los indicios, fue él el autor de los disparos. Es alto, moreno y fuerte, y aunque tiene familia en O Sixto -escenario del suceso- es vecino de la parroquia vilanovesa de Tremoedo. Ingresó en prisión en varias ocasiones por robos y otros delitos contra el patrimonio. Hace unos meses disfrutó de un permiso carcelario, pero decidió no volver a la cárcel. No andaba lejos, sin embargo, como lo demuestra el hecho de que el taxista lo recogiese a medianoche delante de la iglesia parroquial de Vilagarcía. La víctima no dudó en identificarlo, y sus vecinos saben bien de quién se trata. Los taxistas de Cambados distribuyeron su fotografía, hasta que la policía les obligó a retirarla. Fue visto en Vilanova, pero hasta la fecha no pudo ser detenido. Se ampara en el conocimiento que tiene de la comarca y en lo que curten tantos años viviendo al margen de la ley.