El crecimiento experimentado por el sector de la construcción en Vilagarcía es constante desde 1996. El pico de este fenómeno se situó en el 2000, ejercicio en el que la actividad urbanística batió todos los récords, instalándose en el primer lugar de la provincia y sobrepasando incluso a Pontevedra. Los datos del 2001 devuelven a la capital arousana a los niveles de 1998. Un año ya de por sí positivo, en que el número de licencias de construcción se elevó a 1.191. Lo cierto es que este enfriamiento del boom urbanístico, concebido desde el Concello como una estabilización lógica, entraba dentro de lo previsible. Al margen de otros factores, dos razones explican la progresión geométrica experimentada por el negocio inmobiliario en el 2000: la entrada en vigor del Plan Xeral de Ordenación Municipal y de la nueva ley de edificaciones. Si el primero abrió al sector un importante horizonte de posibilidades, la segunda incrementó los costes de los proyectos, al obligar al promotor a establecer un seguro. Y siempre ágiles, los empresarios se animaron, entonces, a adelantar los trámites para obras que fueron ejecutadas en el 2001. Un año más para el crecimiento Así las cosas, el Colegio de Arquitectos visó a lo largo del 2000 1.282 proyectos concebidos en Vilagarcía, frente a los 1.280 desarrollados en Pontevedra. Pisado ya el freno, ¿cuáles son las perspectivas que aguardan al sector? De acuerdo con los cálculos del organismo colegiado, la construcción seguirá evolucionando positivamente durante el 2002. A partir de ahí, su actividad comenzará a decaer. Vilagarcía, mientras tanto, continúa como un polo de atracción para la inversión urbanística.