El tiempo lo dirá, a no tardar por lo que parece. En junio, dicen, se conocerán las ofertas de compra vinculantes que lleguen, de grupos interesados en adquirir la fábrica de aluminio de Alcoa en San Cibrao, en A Mariña lucense, la única que produce aluminio en España.
Alcoa este viernes ya advierte que «el éxito del proceso de venta es incierto». Puede materializarse o no, no demos por hecho que va a ser. Fácil no parece. Uno se pregunta, si a Alcoa teniendo en propiedad la refinería, es decir, la materia prima para producir aluminio, no le salen las cuentas y prevé pérdidas de 600 millones de euros hasta 2026, ¿va a resultar óptima la planta de Aluminio para otra firma? Porque además Alcoa va a seguir siendo propietaria de la refinería, ¿o no? Va a cobrar por la transformación de la bauxita.
Sin duda, la pregunta es simple. Vale. Hay que conocer a fondo la situación de la fábrica de San Cibrao. Saber si Alcoa tenía o no hasta ahora verdadera intención de continuidad, que apunta que no. El grupo interesado echará sus cuentas. Pondrá sus condiciones, obviamente. Pero fácil no parece la operación. Hay que recordar que en su día Alcoa vendía la fábrica por 1 euro y no resultó. ¿Por qué ahora sí? ¿Están mejor las cosas? El mercado, ¿está mejor? ¿Y la fábrica?
Hay un plan de viabilidad firmado que hay que cumplir. Asegurando el empleo. Hace falta un horno de cocción nuevo a instalar. 109 millones; imprescindible. Hay mucho que negociar, sí. Ojalá haya futuro para la única fábrica de aluminio que queda en España. Es estratégica, si de verdad lo es el Gobierno intervendrá, de una manera o de otra. Está, en parte, en sus manos.