El primer ciudadano debe ser el Alcalde

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera OPINIÓN

A MARIÑA

26 may 2019 . Actualizado a las 12:56 h.

La ciudadanía es fuente de derechos. Se adquiere con la vecindad y reconoce como Administración más próxima la que se gestiona desde los Ayuntamientos. En los grandes municipios tal toma de decisiones constituye un espacio mayor que el de algunos gobiernos autonómicos. Pongamos por caso Madrid y Barcelona comparados con las Comunidades de La Rioja o Cantabria. La misma comparación y consecuente reflexión en materia de eficiencia del gasto público merecen muchos de los pequeños municipios que constituyen el Mapa de la Autonomía Municipal del Estado de las Autonomías en España que deberían fusionarse para disminuir gastos. Los Ayuntamientos tienen al menos tres espacios dónde son instrumentos muy útiles. La cercanía al vecino, de tal suerte o desgracia, que nada más traspasar la puerta del hogar familiar, el ciudadano comienza a ejercer los derechos y deberes propios de su condición, percibiendo si los equipamientos y servicios que gestiona la casa común de todos es correcta, suficiente y real con las demandas. La capacidad de fomento para sustituir a otras instancias ausentes pero necesarias. La gestión delegada que permite adaptarla a las diferencias inherentes a cada lugar. Como ejemplo algo que está de rabiosa actualidad. Vivimos en una Comunidad muy envejecida. Nuestra Mariña es asentamiento para un número muy importante de jubilados. Son por tanto las demandas en materia de servicios y equipamientos sociales lo fundamental, ya que el espacio socio sanitario -curar y cuidar- garantizan la salud. En el caso de mi Concello, la primera novedad con respeto a las anteriores elecciones municipales lo constituye la existencia y funcionamiento de un Centro Residencial Abierto para los mayores. Su presencia es la mejor de las noticias. No basta con preocuparse hay que ocuparse. Y así, la red de servicios de atención domiciliaria a las dependencias, a las necesidades menajeras, a la soledad y a las pérdidas de autonomía, se han visto atendidas de forma integral en el propio espacio del Concello, desde un departamento que funciona de manera excelente. Amén de constituir un nicho de empleo. Galicia es un conjunto de parroquias. Me gusta que así sea. Es nuestra tradición y el derecho que nos asiste para poder vivir en el denominado medio rural. En las casas patrociales, están nuestras raíces de pueblo viejo y orgulloso. Resulta indispensable que los Ayuntamientos se ocupen no sólo de los núcleos industriales más poblados. Las aldeas, los lugares, los burgos, tienen los mismos derechos que los habitantes de las zonas residenciales para el ocio vacacional. Puedo presumir de haber sido médico rural de Cervo-Sargadelos. Puedo afirmar que tal espacio ha sido cuidado, es accesible y goza de los servicios y equipamientos que garantizan seguir viviendo en tales, o dicho de otra forma, en gallego y como gallegos, dónde nos dé la gana. Es bueno que el Alcalde lo tenga claro. Menos política y más sociedad. Para ello es preciso que el Alcaldable sea hijo del Territorio, lo conozca, lo sienta, y lo disfrute. Que haya una profunda complicidad entre el primer ciudadano y sus vecinos. Por eso en las elecciones Municipales cuenta mucho más la persona que las siglas. Ojala las listas fueran abiertas; tendríamos todos los ingredientes para conectar la sociedad civil con la primera Institución de la democracia. Los Concellos.