Adiós a la sonrisa de Sesé

CRISTÓBAL RAMÍREZ

A MARIÑA

18 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1993, hace por lo tanto 25 años, la Xunta concedió una subvención a la Asociación de Periodistas del Camino que por entonces yo presidía. Se trataba de hacer un libro sobre la ruta jacobea, entonces casi una extravagancia, y quizás haya sido el primer libro de reflexión que se haya publicado sobre los Caminos de Santiago.

Por indicación del vicepresidente de la entidad me dirigí a Gráficas Lar de Viveiro. Lo hice arrastrando simbólicamente los pies, todo hay que decirlo, porque las dos horas de viaje y otras tantas de vuelta desde y hasta Santiago no me las quitaba nadie, con la carretera de A Gañidoira como estaba.

Pero además de aspectos profesionales que me dejaron muy agradablemente impresionado y que non vienen a cuento, recordaré siempre aquella entrada: la mujer de la recepción, Sesé, una rapaza entonces que pasaba muy poco de la veintena, fue todo sonrisas. El resto del personal me trató como a un colega. Y desde entonces la relación fue constante, con Sesé a la entrada sonriendo y aceptando mi cariñoso halago que jamás interpretó como algo sexista.

La eterna sonrisa de Sesé siempre estará ahí, a la entrada de esa imprenta. Ella no. María José Vigo Barro fue enterrada hace unas horas. Que Deus a teña onde a ten.