«Podría escribir un libro de anécdotas de rebajas, hay quien le echa mucho morro»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

En el trato directo entre vendedor y cliente en ocasiones se producen despistes e intentos de picaresca

17 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El tú a tú, el trato directo entre vendedor y cliente al comprar una camisa, un pantalón, unos zapatos e incluso unos calcetines, es una fuente inagotable de anécdotas y curiosidades. Y durante las rebajas, cuando los precios de los artículos cuestan menos dinero, da pie a situaciones de lo más variopinto, como destacan propietarios y dependientes de distintos establecimientos del pequeño comercio mariñano. «Más que de las rebajas en sí, que también, podría escribir un libro de anécdotas de compras, porque hay gente que le echa mucho morro y son cosas que pueden pasar en cualquier época del año», destaca una de las trabajadoras de una de las tiendas de moda emblemáticas de la comarca.

En algunas de las escenas, los olvidos y los despistes por ambas partes (comerciante y comprador) son los protagonistas, pero otras se deben a la caradura y a la jeta de quien intenta aprovecharse para ahorrarse unos euros valiéndose de la picaresca, ir a una boda vestido de arriba a abajo de punta en blanco gratis o conseguir que le cambien una prenda o un zapato que ya ha estrenado volviendo al comercio y asegurando que el artículo era defectuoso o traía una tara de fábrica.

Un cliente quiso que le recogiesen unos botines ya reparados

Que se coge antes a un mentiroso que un cojo es un dicho con razón de ser. En una prestigiosa tienda de calzado de A Mariña, una clienta intentó que le recogiesen unos botines que había comprado tiempo atrás. El problema era que los zapatos llevaban puestos unas tapas nuevas colocadas por un zapatero. «Los vino a cambiar como si fuesen nuevos, y cuando le dijimos que traían las tapas, se llevó la manos a la cabeza y nos dijo que no se había dado cuenta. ¡Qué vas a hacer!», bromean desde el negocio, que inició su andadura hace varias décadas. En una tienda cercana, otra clienta intentó cambiar un vestido que había comprado dos años antes y que, según aseguraba, todavía estaba sin estrenar.

Devolver zapatos tras patear

En un negocio textil de la comarca, una clienta compró un vestido y de paso probó unos zapatos para ver cómo combinaban. «No eran para comprar -explican-, pero estaba tan cómoda que salió de la tienda sin darse cuenta con ellos puestos y después de patear toda la tarde con ellos volvió a devolverlos. Allá la conciencia de cada uno».

Una «técnica que se hace mucho»: comprar ropa antes de rebajas para llevar más cosas al cambiarla

Comerciantes mariñanos destacan que la mayor parte de su clientela «es gente normal» que compra, paga y si tiene que devolver algo no se anda con artimañas. Con todo, en varios establecimientos explicaron que existe «una técnica que se hace mucho», y que consiste en comprar ropa justo antes de que comiencen las rebajas y cambiarla cuando el período de descuentos ya ha comenzado. El objetivo es conseguir que les hagan vales con los que poder adquirir más artículos que durante el período de ventas convencional. «Es una buena técnica», sostienen algunas fuentes.

El calcetín desteñido en el cajón

Otra estampa curiosa se vivió hace una temporada en un establecimiento en el que un cliente adquirió un par de calcetines. Una semana después volvió a la tienda asegurando que le habían desteñido en el cajón, que ni siquiera los había utilizado. «Los había lavado en lejía. Hay gente con mucho morro», sostuvieron en el negocio textil.

El informático que no veía posible «el cambio del cambio» de un artículo

Las relaciones personales y de confianza que se establecen en el pequeño comercio son impensables en la venta on line. También para quienes se mueven seguido en Internet. «O sistema informático non permitía facer o cambio dunha prenda que xa fora cambiada, e cando chamamos ao programador para que o arranxara, non o entendía. A súa mente empírica non entendía que ti podes comprar unha blusa, cambiala por un pantalón, e se non te convence, cambiala por unha camiseta», indicaron en un negocio.

La mujer que compró un vestido de gala el jueves, lo llevó a una boda el sábado e intentó devolverlo el lunes

En casa del herrero, cuchillo de palo. Una de las anécdotas más curiosas vividas en los últimos tiempos se dio en una prestigiosa tienda de ropa de mujer de la comarca, y fue protagonizada por la dueña de un comercio que también se dedica al textil. «¡Esa anécdota fue muy gorda!», sonríe una de las vendedoras que la atendió. «La mujer vino a comprar un vestido para una boda un jueves porque tenía la boda el sábado, y el lunes intentó devolverlo diciendo que no lo había estrenado», señala la trabajadora. Pero dos detalles descubrieron la mentira de la clienta: las manchas de maquillaje y el olor a colonia.

Sin etiqueta

En el mismo establecimiento, un hombre probó una prenda de abrigo y «le quedaba tan bien» que la pagó y abandonó el establecimiento con ella vestida. «La llevó puesta», comenta la vendedora. Pero el intento de trampa llegó al día siguiente, cuando el cliente volvió diciendo que le quedaba pequeña. Además de la mentira, su error fue haber arrancado la etiqueta.