«Agora, a recoller rápido a pataca de cedo»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Muchos mariñanos tratarán de salvar en los próximos días lo que puedan de su última cosecha

04 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La aprobación ayer del real decreto (se ofrece más información en la sección de Economía) con el programa nacional para combatir y erradicar la plaga de la polilla guatemalteca supone el pistolezato de salida de una larga carrera cuyo fin último es que en Galicia no ocurra lo que en Canarias, adonde la plaga llegó para no irse en 1999 y donde está prohibida la importación del tubérculo. Ahora la Xunta deberá desarrollar la normativa estatal que se aplicará en los concellos infestados (toda A Mariña). Deberá establecer una zona tampón, que tendrá sus propias normas, más livianas que en la zona contaminada.

Así las cosas, en los próximos días entrará en vigor la prohibición de plantar patatas en toda A Mariña y, en teoría, deberán empezar a retirarse y destruirse los cultivos de patatas existentes. Y esto no es cuestión menor. La Xunta debe aclarar cómo se hará y cómo se indemnizará a los afectados. La Voz publicaba esta semana el dato de que se habían declarado 476 plantaciones. Pero a nadie escapa que las existentes en A Mariña son muchas más. Y para que las medidas contra la plaga sean eficaces, todas deberían ser retiradas. ¿Habrá suficientes inspectores para recorrer el rural de A Mariña comprobando las fincas? Y no solo eso, sobre las fincas deben aplicarse diferentes medidas añadidas, como eliminar restos, instalar una malla... todas ellas sin duda necesarias, pero que complican más su ejecución efectiva.

También debe aclarar la Xunta a quién se indemnizará, en teoría unificando los criterios con Asturias, donde hay siete municipios declarados con plaga y donde el Principado ya ha indicado cuál es la zona tampón, algo que aún no se ha hecho en Galicia.

Queda tanto por hacer, tanto para desarrollar toas las medidas, que la magnitud de la empresa se antoja enorme. Es fácil intuir que este año será de transición, que se pondrá el acento en controlar que no se plante patata, y que la verdadera aplicación de las medidas será el próximo, cuando ya no haya patata cultivada en A Mariña y sea más fácil establecer el control.

Y todo ello cuando la «pataca de cedo» está próxima a recogerse. No es de extrañar el comentario que día sí y día también se escucha en los mercados locales entre los que tienen sembrada patata: «Agora, a recoller a pataca de cedo antes de que a manden quitar». Deberían ser las últimas patatas que se den en A Mariña en al menos los dos próximos años. Será una verdadera fortuna que el veto a plantar patata no se extienda más allá. Sería la confirmación de que la plaga se ha erradicado.

La empresa que se presenta es muy compleja. El reto, trascendental, porque el caso de Canarias asusta: la polilla llegó para quedarse. Y si lo hace en Galicia y en Asturias, y se extiende, a la UE no le temblará el pulso para tomar medidas contundentes, como evitar la importación de patata española para evitar que la polilla no alcance a otros países.