Un Goya que tiene la mitad de su ADN con origen en Viveiro

Mar García Balseiro
mar g. balseiro VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

25 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Alberto Vázquez Rico Autor y codirector de «Birdboy», mejor corto de animación

Para los viveirenses, Alberto Vázquez Rico, flamante ganador de un Goya al mejor corto de animación con Birdboy, es el nieto de Balbina. Con ADN viveirense por parte materna, el dibujante e ilustrador (Coruña, 1980), dice que conseguir «el cabezón», como se conoce popularmente el más prestigioso galardón del cine español, «se digiere perfectamente, cuando has llegado hasta ahí siempre hay posibilidades evidentes, y teníamos una trayectoria sólida con el corto».

Alberto pasó «hasta los 16 años todo el verano en Viveiro», ahora viene a visitar a su abuela, «la última vez, el mes pasado». Veranos que huelen a playa, a la libertad de jugar en la calle, al empeño de la abuela Balbina en que aquel Alberto niño estuviera bien alimentado. «Recuerdo los cruasanes de Vale, los helados de la panadería Nina. Ir al cementerio con mi abuela, la plaza y su pescadería. Comer hasta reventar en general. Mi abuela me traía tres cruasanes de Vale al día, no exagero, y siempre volvía del verano con unos kilos de más». La infancia es todo un país de sensaciones que disfrutó en las calles de Viveiro. «Se puso de moda entre los niños hacer una especie de ?rifles? con una madera y pinzas de la ropa que se lanzaban con gomas. Hacían daño de verdad», recuerda. Y «los Naseiros», la fiesta a lo grande «con la familia Canoura, que me acogían como si fuese un hijo más».

Hace unos años La Voz hablaba de la mística de Alberto Vázquez y el componente autobiográfico en su cómic Psiconauta, que da origen al premiado Birdboy. «De alguna forma, sigo siendo un adolescente incomprendido. Es la época que más me marcó en mi vida y me gusta mucho esa temática de una persona perdida en el mundo sin saber muy bien adonde dirigirse», decía. Libros y cómics formaron parte de su infancia y juventud en una época en la que «no existía Internet, las opciones de ocio eran menos». Entrar en Bellas Artes le lleva al dibujo y un día descubre que «el cómic podía ser mi camino». Al margen del reciente Goya, el lápiz de Alberto Vázquez goza de pleno reconocimiento desde hace varios años. En sus recuerdos de infancia evoca el «mercadillo de los niños» donde se vendían «libros y cómics en la calle encima de cajas de frutas», y «estar comprando en Mari Carmen libros de rol».

Lo que más le atrae «es contar cosas, sin grandes medios, con papel, lápiz y un tintero», pero Alberto trabaja ya en la conversión de Birdboy en largometraje. Con el codirector del corto Pérez Rivero, están buscando financiación. Su objetivo es «hacer una pieza auténtica, de bajo presupuesto, que de rienda a la faceta artística».

El nieto de Balbina recuerda los juegos en la calle y Naseiro

Se puede ver el corto premiado en www.birdboy.net, trece minutos apasionantes